está bajo el control individual y cada uno puede abrirla o cerrarla según su voluntad. Cristo
aguarda la decisión de cada persona porque es la puerta del alma. Cristo llama a la puerta
de las emociones por medio de su amor, su palabra y sus providencias; llama a la puerta de
la mente por medio de su sabiduría; llama a la puerta de la conciencia por medio de su
autoridad; llama a la puerta de las esperanzas humanas por medio de sus infalibles
promesas.
También puede considerarse que este pasaje se refiere a Cristo que está a la puerta de la
vida humana, y en verdad de la historia humana, listo para entrar y bendecir con su presencia
a su pueblo que espera (cf. Mat. 24:33; Luc. 12:36; Sant. 5:9).
Cenaré.
Gr.
deipné
Ç
,
"comer", "cenar"; participar de la comida principal (ver com. Luc. 14:12). Esta
palabra indica que el versículo se aplica a la gran cena de las bodas de Apoc. 19:9.
Generalmente los judíos comparaban los goces de la vida futura con un festín (ver com. Luc.
14:15-16).
Con él.
Pocos actos revelan mayor amistad y compañerismo que el compartir juntos los alimentos.
Cristo promete compartir nuestras experiencias y nos invita a participar de las suyas (cf. Gál.
2:20; Heb. 2:14-17).
21.
Al que venciere.
Ver com. cap. 2:7.
Le daré que se siente.
Ver Mat. 19:28; Luc. 22:30; cf. 1 Cor. 6:2; com. Mat. 25:31.
En mi trono.
El vencedor compartirá la gloria y el poder de Cristo, así como él comparte la gloria y el poder
de su Padre.
Como yo he vencido.
Ver com. Juan 16:33. El ser humano puede vencer únicamente 780 con la fuerza de la
victoria de Cristo.
Con mi Padre.
Ver Mar. 16:19; Efe. 1:20; Heb. l: 3; 8: l; 12:2.
22.
Tiene oído.
Ver com. cap. 2:7.
NOTA ADICIONAL DEL CAPÍTULO 3
El tono severo e inflexible del mensaje a la iglesia de Laodicea ha hecho que algunos
concluyan que no hay esperanza para los cristianos de esta "iglesia" a menos que transfieran
su feligresía a la "iglesia" de Filadelfia; pero esa conclusión no concuerda ni con el contexto