Página 20 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

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636; Jerusalén se rindió en 637; luego se produjo la caída de Antioquía de Siria, y Egipto fue
conquistado en 640.
Los musulmanes construyeron entonces una gran flota, y avanzaron hacia el oeste
conquistando provincia tras provincia del norte de África y llenando el vacío parcial que se
había producido por la extinción de los vándalos; mientras tanto, tribus de origen eslavo,
procedentes del norte, habían invadido los Balcanes y el valle del Danubio. El Imperio
Romano de Oriente se encontró, pues, terriblemente presionado por todas partes.
Los musulmanes continuaron su marcha hacia el oeste, atravesaron el norte del África y
cruzaron el estrecho de Gibraltar en 711. Como los visigodos estaban divididos por
discordias internas y políticamente desorganizados, los musulmanes pudieron conquistar
toda España en dos años, excepto la costa montañosa de Vizcaya, donde los vascos
mantuvieron su independencia. Los musulmanes cruzaron los Pirineos en 732 e invadieron
las Galias (Francia); pero fueron contenidos y derrotados por Carlos Martel, un jefe franco, en
una sangrienta batalla que se libró cerca de Poitiers, y se retiraron con graves pérdidas.
Francia, campeona de la causa del papado.-
Carlos Martel fundó lo que fue virtualmente una nueva dinastía en Francia. Los francos se
habían establecido en la Galia romana más de dos siglos antes, presididos por su caudillo
tribal Clodoveo, que los hizo aceptar el catolicismo romano. Cuando Clodoveo murió el país
ya había sido dividido entre sus hijos, y más tarde entre los sucesores de éstos, quienes
gobernaron sus pequeños reinos en medio de continuas y pequeñas guerras civiles y de
sangrienta violencia. El linaje de los merovingios, descendientes de Clodoveo, se debilitó.
Carlos Martel era el principal dignatario o "alcalde" del palacio. El había dirigido las fuerzas
de los francos en conquistas que no sólo habían consolidado su reino, sino que les habían
permitido adueñarse de una gran parte del este y del sur de Alemania. Con la derrota de los
musulmanes Carlos Martel consolidó la seguridad del sur de Francia.
Carlos Martel no tuvo en cuenta los derechos de los últimos miembros de la casa de los
merovingios, y dispuso que sus propios hijos fueran los gobernantes del imperio franco.
Pipino, su hijo, que llegó a ser el único gobernante del reino franco, se dio el título de rey en
752 y lo llevó hasta su muerte en 768. Uno de los actos de su reinado fue una reforma del
clero franco, la cual fue posible por medio de Bonifacio, monje de Inglaterra que llegó a ser
arzobispo de la iglesia franca y misionero entre los germanos que seguían siendo paganos.
Un hecho importante del reinado de Pipino fue su invasión a Italia y derrota de los lombardos.
Cuando Pipino manifestó su intención de penetrar en Italia, el papa Esteban II, como
reconocimiento de su evidente propósito de liberar al papado de la presión de los lombardos,
legitimó sus pretensiones a la realeza coronándolo como rey de los francos. Pipino derrotó a
los lombardos, le devolvió a Esteban su 30 lugar en la ciudad de Roma, dio al papa las
propiedades que reclamaba, y después le concedió todos los territorios que los lombardos le
habían quitado al exarca de Ravena, que había estado gobernando a Italia como
representante del emperador de Constantinopla. Esta Donación de Pipino -como se la llama-
señala el comienzo de los Estados de la Iglesia en la Edad Media.
IV. La alta Edad Media (800-1216 d. C.)
Carlomagno.-
Un hijo de Pipino, Carlos, conocido en la historia como Carlomagno, fue quien completó la
expansión del imperio franco y consolidó la Europa medieval. Carlomagno mantuvo bajo su
dominio a los alamanes y a las regiones de Turingia y Baviera. Terminó de vencer a los
lombardos de Italia, de cuya corona de hierro se apoderó, y venció a los sajones germanos.