Página 201 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

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Como los querubines de Ezequiel (Eze. 1: 22, 26), esos seres vivientes quizá se veían por
debajo del trono y alrededor de él. El simbolismo está en armonía con el antiguo
pensamiento semítico. Un sarcófago de Biblos, de fines del segundo milenio a. C., describe a
un rey fenicio sentado sobre un trono sostenido por un querubín con forma de animal (ver W.
F. Albright, "What Where the Cherubim?'
The Biblical Archaelogist
1: 1 [Febrero, 1938], pp.
1-3). Cf. Sal. 80: 1; 99: l; Isa. 37: 16.
Seres vivientes.
Gr.
z
Ç
on
, "seres vivientes'.
Z
Ç
on
no indica a qué orden de seres pertenecen estos cuatro
"seres vivientes"; sin embargo, se parecen mucho a los de la visión de Ezequiel (ver com.
Eze. 1:5-26), quien los llama "querubines" (cap. 10: 20-22).
Llenos de ojos.
Cf. Eze. 1: 18; 10: 12. Puede entenderse como símbolo de la inteligencia e incesante
vigilancia de los seres celestiales.
Puesto que el símbolo de los ojos proviene claramente de Ezequiel, es posible entenderlo
aquí según el pensamiento hebreo. En el AT se usa nueve veces la palabra hebrea
'áyin,
"ojo", con el sentido de "color" o "brillo" (Prov. 23: 31; Eze. 1: 4, 7, 16, 22, 27; 8: 2; 10: 9; Dan.
10: 6); lo que sugiere que al describir 785 los cuatro animales como "llenos de ojos", Juan
podía estar expresando que su apariencia era de brillante resplandor.
7.
León.
Aquí aparece cada uno de los cuatro seres con una de las cuatro caras características de
cada uno de los querubines de la visión de Ezequiel (Eze. 1:10; 10: 14). El significado de
estos símbolos se trata en com. Eze. 1: 10.
8.
Seis alas.
'Los querubines' de la visión de Ezequiel tenían cuatro alas cada uno (Eze. 1:6; 10:21),
mientras que los 'serafines" de Isaías tenían seis (Isa. 6:2). Las alas pueden indicar la
Velocidad Con que las criaturas celestiales ejecutan los mandatos de Dios (cf. Heb. 1: 14).
Llenos de ojos.
Ver com. vers. 6.
No cesaban.
Los hombres comúnmente trabajan de día y descansan de noche, pero ,'no se adormecerá ni
dormirá el que guarda a Israel" (Sal. 121: 4). El poder divino que sostiene el universo nunca
descansa.
Día y noche.
La noche trae un intervalo para la mayoría de las actividades humanas, pero no tiene efecto
sobre la incesante corriente de alabanza a Dios que emana de los seres celestiales.
Santo, santo, santo.
Este es también el clamor de los serafines de la visión de Isaías (ver com. Isa. 6:3). No hay