Página 238 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

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CAPÍTULO 9
1
Al sonar la quinta trompeta cae una estrella del cielo, a la cual se le da la llave del pozo del
abismo.
2
Abre el abismo y salen langostas con poder de escorpiones.
12
El primer ay es
pasado,
13
Suena la sexta trompeta.
14
Son sueltos cuatro ángeles que estaban atados.
1 EL QUINTO ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le
dio la llave del pozo del abismo.
2 Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se
oscureció el sol y el aire por el humo del pozo.
3 Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los
escorpiones de la tierra.
4 Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún
árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes.
5 Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento
era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre.
6 Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir,
pero la muerte huirá de ellos.
7 El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; en las
cabezas tenían como coronas de oro; sus caras eran como caras humanas;
8 tenían cabello como cabello de mujer; sus dientes eran como de leones;
9 tenían corazas como corazas de hierro; el ruido de sus alas era como el estruendo de
muchos carros de caballos corriendo a la batalla;
10 tenían colas como de escorpiones, y también aguijones; y en sus colas tenían poder para
dañar a los hombres durante cinco meses.
11 Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en
griego, Apolión.
12 El primer ay pasó; he aquí, vienen aún dos ayes después de esto.
13 El sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz de entre los cuatro cuernos del altar de oro
que estaba delante de Dios,
14 diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata a los cuatro ángeles que están
atados junto al gran río Eufrates.
15 Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, día, mes y
año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres.
16 Y el número de los ejércitos de los jinetes era doscientos millones. Yo oí su número,
17 Así vi en visión los caballos y a sus jinetes, los cuales tenían corazas de fuego, de zafiro y
de azufre. Y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de su boca salían
fuego, humo y azufre.
18 Por estas tres plagas fue muerta la tercera parte de los hombres; por el fuego, el humo y
el azufre que salían de su boca.
19 Pues el poder de los caballos estaba en su boca y en sus colas; porque sus colas,