Como ha sucedido con otros pasajes del Apocalipsis, el cómputo de estos "tres días y medio"
ha sido motivo de diversas opiniones por parte de los comentadores. Esto se debe no sólo a
ciertos problemas del simbolismo en sí, sino también a la dificultad de fijar algunas fechas
exactas en la historia de ese turbulento período de la Revolución Francesa; sin embargo, la
ubicación exacta de este lapso afortunadamente no es vital para la comprensión global de los
grandes períodos poéticos de la Biblia o para una comprensión del tema central de la
profecía de la cual forma parte.
10.
Los moradores de la tierra.
Ver com. cap. 3: 10.
Se regocijarán.
Gr.
eufráin
Ç
, "regocijarse", "alegrarse", también se traduce "huélgate" en Luc. 12: 19.
Aliviados ahora del tormento, es decir, del testimonio condenatorio de los dos testigos, los
impíos apaciguan su conciencia entregándose al regocijo.
Enviarán regalos.
Una señal de regocijo (cf. Est. 9: 22).
Atormentado.
Por el poder condenatorio de la profecía de los dos testigos (vers. 3). Hay pocas torturas que
superen la de una conciencia culpable. Cuando la verdad y la justicia se presentan
constantemente ante el pecador obstinado, a menudo llegan a serie intolerables.
11.
Después de tres días y medio.
O sea al final del período cuando los cuerpos de los testigos estuvieron insepultos y
expuestos a la contemplación pública (ver com. vers. 9).
El espíritu de vida.
O un espíritu que es vida. La frase hebrea
rúaj jayyim
, equivalente a la que comentamos, se
traduce en el AT, 'soplo de vida" (Gén. 6:17; 7:15, LXX). Los hebreos virtualmente
identificaban el aliento con la vida. Por consiguiente, decir que el 819 soplo de vida entraba
en una persona significaba que había recibido la vida (Gén. 2: 7).
Por Dios.
Dios, el Dador de toda vida, levanta a sus fieles testigos.
Se levantaron sobre sus pies.
Cf. 2 Rey. 13: 21; Eze. 37: 10
Cayó gran temor.
Los impíos nuevamente tienen mala conciencia; la misma que los había atormentado cuando
los dos testigos habían profetizado (ver com. vers. 10 ). Los que se habían regocijado por la
muerte de los testigos, están ahora pasmados al contemplar el milagro de su resurrección.