inclina por el texto "otro segundo ángel".
Le siguió.
Gr.
aklouthé
Ç
, "acompañar", "seguir" (ver Mat. 19: 27-28; Mar. 1: 18, donde la palabra tiene la
idea de acompañar personalmente a Jesús). Parece tener ambos significados en este
versículos. Cronológicamente, el segundo ángel sigue al primero, pero también es cierto que
el primer ángel continúa su ministerio cuando el segundo ángel se le une. En ese sentido el
mensaje del segundo ángel acompaña al del primero.
Diciendo.
Los mensajes del primero y el tercer ángel son proclamados con "gran voz" (ver. 7, 9). El
mensaje relativo a la caída de Babilonia se proclama más tarde con "voz potente" (ver com.
cap. 18: 1-2).
Ha caído, ha caído.
Mejor, "cayó, cayó". Algunos MSS omiten la repetición del verbo, pero la evidencia textual
establece su presencia. El pasaje parece ser un eco de Isa. 21: 9, que en hebreo repite el
verbo, pero que en algunos MSS de la LXX lo pone una sola vez. La repetición hace más
enfático el mensaje. Babilonia es un término abarcante que Juan utiliza para describir a todas
las organizaciones y los movimientos religiosos que han apartado de la verdad. Este hecho
nos obliga a considerar esta "caída" como progresiva y también acumulativa.
Esta profecía de la caída de Babilonia ha hallado su cumplimiento en el alejamiento de la
pureza y sencillez del Evangelio que se ha generalizado en el protestantismo (ver com. Apoc.
14: 4). El mensaje de que cayó Babilonia fue predicado por primera vez por el movimiento
adventista de los mileristas entre junio y agostos de 1844, y se aplicó a las iglesias que
rechazaban el mensaje del primer ángel en cuanto al juicio (ver com. vers. 7). Este mensaje
tendrá una creciente aplicación a medida de que se acerque el fin, y se cumplirá plenamente
con la unión de diversos 843 elementos religiosos bajo la dirección de Satanás (ver com.
cap. 13: 12-14; 17: 12-14). El mensaje del cap.18: 2-4 anuncia la caída completa de Babilonia
y exhorta al pueblo de Dios que aún está esparcido en las diversas organizaciones religiosas
que componen a Babilonia, a separarse de ellas.
Babilonia.
La antigua ciudad llamada Babilonia hallada en ruinas y desolación en los días de Juan (ver
com. Isa. 13: 19). Como sucede con muchos otros términos y expresiones de Apocalipsis, la
importancia de este nombre (ver com. Hech. 3: 16) puede entenderse mejor si se considera el
papel histórico que desempeño en los tiempos de AT (ver pp. 879-882; com. Isa. 47: 1; Jer.
25: 12; 50:1; Eze. 26: 13; Apoc. 16: 12, 16; Nota Adicional com. cap. 18). La designación
"misterio: Babilonia" (cap. 17: 5) específicamente identifica el nombre en forma figurada (ver
com. Rom. 11: 25; Apoc. 1: 20; 17: 5; cf. com. cap. 16: 12).
Bab-ilu
( Babel o Babilonia) significa en el idioma babilónico "puerta de los dioses"; pero los
hebreos despectivamente lo asociaban con
balal,
palabra que en su idioma significaba
"confundir" (ver com. Gén. 11: 9). Los gobernantes de Babilonia sin duda llamaron a su
ciudad "puerta" de los dioses porque deseaban considerarla como el lugar donde los dioses
se relacionaban con los hombres para dirigir los asuntos de la tierra (ver com. Juec. 9: 35;
Rut 4:1; 1 Rey. 22: 10; Jer. 22: 3); por lo tanto, este nombre parece haber reflejado la
pretensión de los reyes babilónicos de que habían sido comisionados para gobernar el
mundo por mandato divino (ver t. II, p. 161; PP 112; com. Gén. 11: 4).
Babilonia fue fundada por Nimrod (ver com. Gén. 10: 10; 11: 1-9). La ciudad fue desde el
principio emblema de incredulidad en cuanto al verdadero Dios y desafío de su voluntad (ver