Página 35 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

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del movimiento de reforma de Juan Wyclef. Al principio ganó reputación como filósofo
especulativo, y más tarde como líder en el campo de la política eclesiástica. En la década de
1370-1380 inició un movimiento cuyo propósito era suprimir los abusos de la iglesia.
En 1365, cuando el papa, que entonces estaba en Aviñón, impuso una contribución a
Inglaterra por tributos atrasados durante 33 años, Wyclef se convirtió en el paladín de su país
para oponerse a esa pretensión. Argumentó que Inglaterra no sólo tenía el derecho de no
prestar atención al reclamo del papa Urbano V sino que debían devolverse a Inglaterra los
fondos que habían sido mal administrados por la iglesia, y que, además, Inglaterra debía
tomar la iniciativa para imponer ciertas reformas en la iglesia.
Mientras Wyclef estaba en Oxford mencionó en varias ocasiones, especialmente en sus
Sermones
, la gran impresión que le había causado la lectura de la Biblia y cómo le había
abierto sus ojos para comprender la condición de la iglesia. La mayoría de sus ideas fueron
presentadas en su
Summa Theologiae
, y más especialmente en su
De Civili Dominio
.
Protestaba fuertemente contra el sistema de impuestos de Aviñón, y declaraba que la iglesia
no debía actuar como un gobierno temporal o civil.
Wyclef tenía el temperamento y el valor de un reformador. Atacaba la doctrina de la
transubstanciación y proclamaba la autoridad única de las Escrituras. Pero fue su concepto
de la iglesia lo que más influyó para que el papa buscara los medios de eliminar esa crítica
del proceder papal. La situación financiera de la iglesia convenció a Wyclef de que ella
debía buscar la pobreza antes que el poder. Sus ideas coincidían con tendencias similares
que había en la Europa continental, donde la pobreza era considerada como una virtud, y la
riqueza, particularmente el dinero, como "la raíz de todos los males". Afirmaba que cuanto
menos se ocupara la iglesia de dinero tanto mejor estaría espiritualmente. Los franciscanos,
los espirituales, los valdenses y los Hermanos de la Vida Común consideraban, como Wyclef,
que la riqueza era la causa de la corrupción.
Wyclef definía la iglesia como la comunidad de los que están predestinados para la
bienaventuranza; y enseñaba que ninguno de los que están eternamente perdidos tiene parte
alguna en ella; que no hay sino una iglesia universal, y Cristo es su cabeza; que la iglesia
continúa existiendo aunque no tenga cabeza visible; pero que debe haber un liderazgo
humano de la debida clase, y que el dirigente legítimo no es el que escogen los cardenales
sino el "elegido" por Dios. Advertía Wyclef que si un elector no está entre los elegidos,
entonces podría escoger a un falso conductor, a un anticristo. El verdadero dirigente es
aquel cuyas enseñanzas y cuya vida siguen más de cerca a las de Cristo, cuyo reino no es
de este mundo. Estas ideas acerca de la iglesia se destacan en los últimos capítulos de la
Summa
, titulados, "Acerca de la simonía", "Acerca de la apostasía" y "Acerca de la
blasfemia".
Wyclef tradujo el NT al inglés tomando como base la Vulgata. La traducción del AT fue obra
de Nicolás de Hereford. Wyclef organizó un movimiento popular de evangelismo, y enviaba
sacerdotes y laicos de dos en dos, descalzos pero sin que estuvieran sometidos a votos, para
que predicaran por todas partes en Inglaterra. Esos enviados, a los que Gregorio IX llama en
una bula "los lolardos" (sembradores de cizaña), sobrevivieron a Wyclef y pusieron el
fundamento para la Reforma inglesa posterior. Un contemporáneo afirmaba: "Cada hombre
instruido con que te encuentres 46 es un lolardo". Los discípulos de Wyclef con frecuencia
eran llamados hombres de la Biblia.
Juan Hus (1369-1415).-
La influencia de Wyclef se extendió mucho más allá de su propio país. Se hizo sentir
especialmente en Bohemia. Juan Hus fue el más fiel de los discípulos de Wyclef, pues siguió
sus enseñanzas casi literalmente. Hus era un erudito, un profesor de la Universidad de