Praga, elocuente predicador y ardiente patriota. Estaba determinado, como Wyclef, a
reformar la iglesia, especialmente las costumbres del clero. También escribió un ensayo
acerca de las funciones de la verdadera iglesia. En el debate de 1412 acerca de las
indulgencias, citó a
De Ecclesia
, de Wyclef. Hus protestó con gran vehemencia cuando el
papa Juan XXIII (más tarde omitido de las listas como falso papa) ofreció una indulgencia
plenaria a todos los que combatieran contra el rey de Nápoles, argumentando que la iglesia
no debe ocuparse de guerras, y que, además, el papa no tenía derecho a vender el perdón
de sus pecados. Al referirse a estos temas, sus sermones son también una reproducción
exacta de los de Wyclef.
Cuando Hus fue condenado por el papa, declaró que Dios era su protector, la única cabeza
de la iglesia. Cuando fue llamado ante el Concilio de Constanza en 1415, Hus llevaba un
salvoconducto imperial; pero rehusó retractarse de sus supuestos "errores" a menos que se
lo convenciera con las Escrituras. Afirmó: "Sin mentir ante mi conciencia, no puedo
considerar que he cometido los errores de los cuales soy acusado".
Hus proclamaba como Wyclef que la Biblia era la única autoridad en asuntos de que la
iglesia estaba constituida por los verdaderos creyentes, los elegidos, y que el papa no era
infalible. Hus, tildado de hereje peligroso, fue quemado vivo en 1415.
Jerónimo Savonarola (1452-1498).-
Dante se refirió a Italia como a una "morada de dolores", pero otros la consideraban como un
inmenso campo de recreo. El papa repudió el ascetismo medieval y se entregó a un
torbellino de fiestas. Algunos sacerdotes, como fue el caso de Ficino, se dedicaron a la
literatura pagana porque creían que la iglesia no podía ofrecerles solaz ni salvación. El
empeoramiento de las condiciones morales marchaba paralelamente con la glorificación del
paganismo. En Florencia, donde gobernaban los Médicis y se habían suprimido las libertades
viles, un predicador dominico del convento de San Marcos, Jerónimo Savonarola, convenció
de que Dios le ordenaba que condenara la corrupción y la tiranía de la iglesia y a sus
dirigentes degenerados. Predecía que Dios castigaría a la iglesia a menos que se
arrepintiera. En gran medida debido a su influencia, el pueblo de Florencia expulsó por algún
tiempo a los Médicis, puso en práctica una reforma de las costumbres, castigó la blasfemia y
destruyó todo lo que se usaba para diversiones o juegos por dinero. El papa intentó calmar a
Savonarola ofreciéndole un capelo cardenalicio, pero esto sólo aumentó su fervor por una
reforma.
Savonarola predicaba intrépidos sermones inspirados por los mensajes de los profetas de la
Biblia, e insistía en la salvación mediante Cristo únicamente y no por obras meritorias.
Clamaba: "Cuando todo el poder eclesiástico está corrompido, es necesario ir a Cristo quien
es la causa primera, y decirle: Tú eres mi Confesor, mi Obispo y mi Papa" (Eugenio Choisy,
Histoire Générale du Christianisme
, 4ª. ed., p. 80).
Savonarola sufrió la oposición de los jóvenes nobles, de la orden de los franciscanos, de los
defensores de los Médicis y especialmente del papa Alejandro VI (de la familia Borgia).
Abandonado por algunos de los que lo apoyaban, Savonarola fue acusado de ser un falso
profeta y hereje, y fue estrangulado y después quemado en la hoguera en 1498, por orden
del papa Alejandro. El pontífice estaba particularmente 47 molesto por sus ataques contra el
papado y porque pedía que se convocara un concilio de la iglesia para que depusiera al papa
por impío y corrupto.
II. El mundo en vísperas de la Reforma
Lentamente surgió a la vida un nuevo mundo alrededor del año 1500. La transición entre el
mundo medieval y la Edad Moderna fue gradual y por lo general, imperceptible. Las fuerzas