Escrituras presentan a Cristo (Rom. 14: 10) y al Padre (Heb. 12:23) sentados para ejercer
juicio. En Apoc. 4:2, 8-9; 5:1, 7, 13; 6:16; 7:10, 15; 19:4; 21:5 el Padre es el que está sentado
en el trono como juez divino; pero los dos actúan en la más estrecha unidad (ver com. Juan
10:30). Los actos oficiales del uno son los mismos del otro. Cristo es sin duda el que lleva la
iniciativa aquí (ver CS 724).
Huyeron.
Una indicación del poder absoluto de Aquel que está sentado sobre el trono y de la fugaz
existencia de este mundo (Sal. 102:25-26; 104:29-30; Isa. 51:6; Mar. 13:31; 2 Ped. 3: 10). El
orden eterno que se establecerá habrá de ser de una clase enteramente nueva (Apoc.
21:1-5).
12.
Los muertos.
Es obvio que se refiere a los que participarán en la segunda resurrección (ver com. vers. 5,
7).
Grandes y pequeños.
La jerarquía que se alcanza en esta vida no tiene valor alguno en este encuentro con Dios.
Muchas personas importantes escaparon al justo castigo de sus iniquidades mientras vivían;
pero en este ajuste final de cuentas con Dios no se podrá evadir Injusticia plena.
Ante Dios.
La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto "delante del trono" (BJ, BA, NC). Ver com.
vers. 1 l.
Los libros.
Estos son los libros que contienen el registro de la vida de los seres humanos. Ninguna
sentencia pronunciada sobre los impíos será arbitraria, unilateral o injusta. Hay una
clasificación de estos libros en com. Dan. 7: 10.
Otro libro.
Es decir, "un libro más".
De la vida.
Ver com. Fil. 4:3; cf. com. Luc. 10:20.
Según sus obras.
Ver com. Rom. 2:6. Estas son evidencias que todos pueden ver y evaluar.
13.
El mar.. la muerte... el Hades.
Estas palabras destacan la universalidad de la segunda resurrección insinuada en el vers.
12. Nadie podrá escaparse de comparecer en persona delante de Dios en su trono. La
muerte y el Hades se mencionan juntos en los cap. l:18; 6:8. En cuanto a una definición de
"Hades", ver com. Mat. 11:23.