Homicidas.
Se incluye a los perseguidores y asesinos de los fieles hijos de Dios a través de la historia.
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Fornicarios.
Gr.
pórnos
(ver 1 Cor. 5: 9-10; etc.). La forma femenina se traduce "rameras" en Mat. 21:
31-32; Luc. 15: 30. Cf. com. Efe. 5: 3, 5.
Hechiceros.
Gr.
farmakós
, "practicantes de artes mágicas". El sentido etimológico es magia,
encantamiento, brujería y el uso de drogas para entorpecer los sentidos. Un equivalente
moderno de la antigua práctica de la hechicería es el espiritismo.
Idólatras.
Una referencia a los pueblos paganos y a los cristianos que practican ritos paganos. Cf. com.
1 Cor. 5: 10; 6: 9; 10: 7.
Mentirosos.
Incluye a los que predican falsas doctrinas. Ver com. Exo. 20: 16; ver PP 3:17.
Muerte segunda.
Ver com. cap. 20: 6.
9.
Uno de los siete ángeles.
Uno de los ángeles portadores de las plagas ya le había mostrado a Juan el juicio contra la
gran ramera (cap. 17: 1). Ahora otro de ellos -posiblemente el mismo ángel, como lo sugieren
algunos- dirige la atención de Juan a la Nueva Jerusalén, el centro y sede del reino eterno.
Nótese que fue uno de los ángeles portadores de las plagas el que le presentó al profeta la
Babilonia simbólica, y que ahora es también uno de ellos quien le muestra la Nueva
Jerusalén. La antigua Babilonia y Jerusalén históricamente fueron enemigas tradicionales, y
simbólicamente representan los dos grupos empeñados en el gran conflicto entre el bien y el
mal. Una está representada por una mujer ramera (cap. 17: 5); la otra, por una mujer pura,
honorable (cap. 19: 7, 21: 2).
La esposa.
Ver com. cap. 19: 7; cf. cap. 21: 2.
10.
En el Espíritu.
Es decir, en trance, en visión (ver com. cap. 1: 10). Fue llevado "en visiones" (cf. com. Eze.
8: 3; Dan. 8: 2).
A un monte grande.
A Juan le pareció mientras estaba en visión que había sido depositado
sobre
"un monte
grande y alto". Desde esa posición contempló los detalles de la ciudad (cf. com. Eze. 40: 2).