Descendía.
Cf. vers. 2.
11.
La gloria de Dios.
Se refiere probablemente a la presencia permanente de Dios entre su pueblo a través de la
eternidad. La gloria que revela su presencia nunca se apartará de la Nueva Jerusalén. Cf.
Exo. 40: 34; 1 Rey. 8: 11.
Fulgor.
Gr.
f
Ç
ster
, "luminaria", "cuerpo luminoso". Esta palabra se halla en Fil. 2: 15 en la oración
"en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo". La "luz" de la ciudad es la
"gloria" de Dios que se menciona en el comentario anterior (ver Apoc. 21: 23).
Jaspe.
Gr.
iáspis
(ver com. cap. 4: 3). El pasaje dice: "Teniendo la gloria de Dios, el fulgor de ella
semejante a una piedra muy valiosa, como piedra de jaspe, clara como el cristal".
Diáfana como el cristal.
Gr.
krustallíz
Ç
, "destellar luz", "centellear". La palabra "cristal" deriva de
krustallíz
Ç
.
12.
Un muro grande y alto.
Estas murallas se construían alrededor de las ciudades antiguas para protegerlas contra sus
enemigos. Las imágenes de Juan proceden en parte de la descripción de la ciudad que vio
Ezequiel (ver com. Eze. 48: 35). El cuadro es el de un ciudad antigua con muros y puertas;
eran términos con los cuales estaba familiarizado el profeta, y la Inspiración escogió revelarle
las glorias de la ciudad eterna en términos que él comprendía. La descripción y el lenguaje
humano no pueden representar adecuadamente la grandeza de esa ciudad celestial. En una
profecía pictórica, el grado de identidad entre la escena que se presenta y la realidad exige
una cuidadosa interpretación (ver com. Eze. 1: 10; 40: 1).
Doce puertas.
Compárese con la ciudad descrita por Ezequiel (cap. 48: 31-34).
Doce ángeles.
Se presenta a la Nueva Jerusalén con guardias angelicales en sus puertas.
Doce tribus.
Ver Eze. 48: 31-34. En cuanto al cuadro del Israel espiritual repartido en tribus, ver com.
Apoc. 7: 4.
13.
Al oriente tres puertas.
La enumeración de Ezequiel tiene el siguiente orden: norte, oriente, sur, occidente (Eze. 48: