tarde como ministro del Evangelio, siempre se interesó en los soldados. Con frecuencia los
acompañaba al campo de batalla como capellán, y finalmente murió como tal en un combate.
Zwinglio fue atraído en su juventud por las enseñanzas de los humanistas. Se sintió
especialmente conmovido por un poema de Erasmo, en el cual se quejaba de que los
hombres no van a Jesucristo para resolver sus problemas religiosos, a pesar de que sólo en
él pueden encontrar "felicidad, perdón y salvación". Zwinglio se había convencido desde muy
temprano que la salvación sólo se obtiene por medio de la fe sin el mérito de las buenas
obras.
Zwinglio fue a Zurich en 1518 como sacerdote de la catedral, e inmediatamente comenzó a
predicar sermones en los que exponía el Evangelio según San Mateo. En 1520 renunció a la
pensión papal que había recibido durante cinco años, y ávidamente leyó los escritos de
Lutero. Se negó a aprobar el ayuno durante la cuaresma, con lo que escandalizó a su
superior, el obispo de Constanza. Desde ese momento procuró basar sus enseñanzas y su
vida únicamente en las Escrituras. Para él las Escrituras eran
arjitéles
: la primera y la última
palabra. Pronto atacó el celibato de los sacerdotes, los votos monásticos y la salvación por
las obras. Con otros diez sacerdotes pidió permiso al obispo y al gobierno de Zurich y a los
gobernantes de varias regiones de Suiza para predicar el Evangelio.
En 67 tesis Zwinglio destacó la autoridad de la Biblia, la mediación de Cristo y la justificación
por la fe. Inevitablemente tuvo que hacer frente al dilema de si el cristiano debe obedecer al
Dios que habla en la Biblia, o a Roma. El día de pascua de resurrección del año 1525, un
servicio de comunión celebrado en idioma alemán sustituyó a la misa en latín en la catedral
de Zurich. Este fue el comienzo formal de la Reforma en esa ciudad. El gobierno de Zurich
le quitó el liderazgo de la iglesia al obispo de Constanza. En 1528 la ciudad de Berna
también adoptó la manera reformada 59 del culto después de un debate dirigido por Zwinglio,
Ecolampadio de Basilea y Bucero (Butzer) de Estrasburgo.
Si se compara a Zwinglio con Lutero se ve que las experiencias religiosas del primero no
eran tan emotivas como las del reformador alemán, sino más tranquilas y en armonía con el
humanismo. Lutero estaba angustiado por la pregunta, "¿cómo puedo ser justificado ante
Dios?"; pero Zwinglio estaba profundamente agitado por el paganismo romano y por la
ignorancia y la superstición que prevalecían en la cristiandad. Su meta era restaurar la
sencillez evangélica, y no se sentía impresionado ni por el misticismo ni por una forma
complicada de culto. Para él la Santa Cena era sencillamente un recordativo, y se oponía a
la idea de la consubstanciación de Lutero. La reforma de la iglesia en Suiza produjo una
guerra civil. En 1531 Zwinglio acompañó a las tropas protestantes al campo de batalla de
Kappel, donde fue muerto. Era un ardiente patriota, un modelo para gobernantes cristianos.
Su obra fue continuada en Zurich por Heinrich Bullinger.
Juan Calvino.-
Juan Calvino (1509-1564) pertenece a la segunda generación de reformadores. Comenzó su
obra en Ginebra cuando Lutero virtualmente ya había terminado su tarea. Nació en la
provincia de Picardía, en el noreste de Francia, y estudió humanidades en París y leyes en
Orleans y Bourges. Llegó a la convicción de que la seguridad del perdón y la certeza de la
salvación deben encontrarse en la Biblia. Mientras estaba en la Universidad de París
también estudiaba allí Ignacio de Loyola, fundador de la orden de los jesuitas. Calvino se
sentía dominado por el humanismo. Como estaba dotado de una mente perspicaz, influida
por la sabiduría del pasado, si hubiese podido escoger a su gusto habría elegido la carrera
de humanista antes que la de reformador religioso. Escribía con elegancia en latín, como lo
testifica su comentario sobre
De Clementia
de Séneca. Tenía sólo 23 años de edad cuando
esa obra atrajo la atención de los principales humanistas.
No se puede decir con exactitud cuándo y cómo Calvino se hizo protestante. Su trato con