Página 57 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

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opuso a la expansión española y resistió la amenaza creciente del poder marítimo holandés.
Pero por encima de todo, Cromwell convirtió a Inglaterra en una democracia puritana, en la
cual se pretendía que el ejército peleaba las batallas del Señor. Los movimientos
milenaristas continuaron creciendo o surgiendo, como los de los "vociferantes", los
"cavadores", los "buscadores" y los "niveladores". También existían los "partidarios de la
quinta monarquía", quienes estaban convencidos de que las cuatro monarquías de Daniel 2
ya habían pasado y que estaba por comenzar el reinado temporal de Cristo y sus santos, la
quinta monarquía. Se proponían adelantar este reino aun pagando el precio de la violencia
armada.
La era de Cromwell también fue un período de personajes, como Milton, Bunyan y Jorge Fox.
La "Sociedad de los Amigos" o cuáqueros, fundada por Jorge Fox, pronto se arraigó sobre
una base mucho más firme que la de otros movimientos religiosos. Cuando Fox, que era de
cuna humilde, llegó a comprender en 1647 que debía experimentar la conversión siguiendo la
"luz interior", todo el mundo le pareció nuevo y aun la tierra tenía un "nuevo olor". Renunció
a la práctica de prestar juramento e insistía en la honradez y en hablar la verdad, practicaba
la sencillez en el vestido, el alimento y las acciones, rehusó participar en guerras y
condenaba el formalismo en la religión. El mensaje de Fox halló un gran eco en Inglaterra Y
Gales, en el continente europeo y en Norteamérica. Muchos lo siguieron.
Cromwell se esforzó por evitar el caos religioso. Alcanzó un cierto grado de tolerancia
religiosa, pero también apoyaba que hubiera una iglesia nacional sostenida por el Estado. El
Libro de Oración Común no debía ser usado en los servicios eclesiásticos y no había
obispos; en cambio debía predicarse la Biblia y, por lo tanto, los ministros debían ser
cuidadosamente elegidos. Debían ser sostenidos con los diezmos, desde un fondo central.
Todos los protestantes fueron tolerados, con excepción de los cuáqueros. Los clérigos
podían ser presbiterianos, independientes o bautistas. Los episcopales podían reunirse para
sus cultos si lo hacían en privado, y aun se toleró a los católicos si no perturbaban la paz
pública. Inglaterra disfrutó de una libertad religiosa relativa que no había conocido antes.
Restauración de los Estuardos.-
Después de la muerte de Cromwell en 1658, el país cayó en la anarquía, y la restauración de
la dinastía de los Estuardos fue inevitable. Carlos II (1660-1685), el "rey alegre", hijo del
decapitado Carlos I, sintió mucho la influencia de la diplomacia católica. Admiraba e imitaba
a Luis XIV de Francia. Procedió contra los puritanos mediante el Acta de Uniformidad (1662)
que dio como resultado el destierro y el encarcelamiento de miles de puritanos. Por el Acta
de Prueba (1673) se aprobó únicamente la profesión de la fe anglicana.
Jacobo II (1685-1688), hermano de Carlos II, lo sucedió en el trono. Aunque Jacobo II era
católico romano profeso, el parlamento, con una mayoría "tory" en ese tiempo, no tomó
ninguna medida represiva. Sin duda esto se debió, en gran medida, al hecho de que las dos
hijas del rey, María y Ana, eran protestantes. Pero en 1688 le nació un hijo, Jacobo, que
recibió el bautismo católico, lo cual hizo evidente que se iba a perpetuar el catolicismo
romano. La comprensión de esto produjo un cambio incruento de gobierno, generalmente
llamado la "Revolución gloriosa", que colocó en el trono a Guillermo de Orange y a María
Estuardo. La principal consecuencia de la Revolución gloriosa fue que el parlamento
promulgó la Ley de Derechos en 1689. Jacobo II había huido a Francia, y María y su consorte
Guillermo de Orange, el estatúder de Holanda (jefe supremo de la antigua República de los
Países Bajos), gobernaron como soberanos protestantes, constitucionales. La Ley de
Derechos declaró ilegales muchas de las medidas del gobierno de Jacobo II y determinó 69
que jamás un católico romano podría portar la corona de Inglaterra. La ley concedía libertad
religiosa parcial a diversas confesiones protestantes. No se concedía libertad de culto a los
católicos ni a los socinianos, y ninguno podía ejercer un cargo público ni matricularse en una