Página 58 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

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universidad si no pertenecía a la comunión anglicana. El casamiento y el bautismo sólo
serían válidos si eran impartidos por un sacerdote anglicano.
VI. La Contrarreforma católica
Los jesuitas.-
El protestantismo obligó a la Iglesia Católica a que definiera nuevamente su teología, a que
se reorganizara como iglesia y a que evaluara de nuevo sus métodos de acción. Los
jesuitas, fruto del catolicismo español, fueron el instrumento más activo en la Contrarreforma.
Los católicos habían desarrollado un tremendo fanatismo religioso y patriótico en su lucha
contra los moros. En el siglo XVI España se había convertido en la nación más importante
del mundo, y la realeza española procuraba establecer su absolutismo en política y en
religión.
Ignacio de Loyola (1491-1556) fue especial y eficazmente activo en la prosecución de esta
última meta. El fundador de la orden de los jesuitas comenzó como soldado. Fue herido en
1521 en la batalla de Pamplona, abandonó la carrera militar, decidió convertirse en un
soldado consagrado al papa y especializarse en la eliminación de los enemigos de la iglesia.
Después de experimentar la angustia de luchas internas, ofreció sus servicios al papa para
propagar la fe católica y reprimir la herejía. Fundó la Compañía de Jesús en Montmartre,
París, en 1534. Esto fue aprobado por el papa Pablo III, en 1540, mediante la
bula Regimini
militantis Ecclesiae
. Los jesuitas pronuncian los votos monásticos acostumbrados, y además
hacen un voto particular de obediencia al papa. La orden fue fundada sobre el principio de
una completa renuncia al juicio individual y la aceptación de una disciplina militar. Loyola
escribió un tratado,
Ejercicios espirituales,
en el que indica cómo la voluntad del individuo
puede y debe someterse y cómo cada persona debería someterse completamente a la
voluntad de su superior, el cual personifica a Cristo. Este principio se opone a la idea
protestante de que el individuo sólo debe obedecer a su conciencia iluminada por las
Escrituras, que son la autoridad suprema en materia de fe.
Los jesuitas pudieron restaurar la confianza de los católicos alemanes. Se infiltraban en las
escuelas y tomaban la iniciativa en todas las empresas importantes. También influían en los
estadistas mediante un oportunismo maquiavélico y fomentaban la idea de la reserva mental.
Deben ser considerados como instigadores de muchas acciones contra los protestantes,
como la matanza de San Bartolomé y también las grandes crisis de Alemania que culminaron
con la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). Los jesuitas demostraron ser una milicia que
hizo posible que la Iglesia aplicara sus métodos de autoridad absoluta y centralizara todo su
poder en el papado.
El Concilio de Trento.-
El papa temía que se reuniera un concilio de la iglesia; pero el emperador Carlos V lo instó a
convocar un concilio, pues aún tenía la ambición de alcanzar la unidad política y religiosa. El
concilio, que fue organizado en 1542 en Trento, ciudad imperial italiana, se reunió en forma
intermitente desde 1545 a 1563. El concilio debía haber tenido lugar antes; muchos sectores
habían pedido una reunión tal, y aun Lutero al comienzo de su obra de reforma había pedido
una convocación de esa clase. Cuando el papa Pablo III convocó ese concilio, temía que
hubiera presión política; no era tranquilizador el precedente de los concilios reformadores del
siglo XV. Pero los jesuitas le ofrecieron una ayuda efectiva. 70 Carlos V, esperando que el
problema de la unidad alemana se resolviera, pidió que hubiera una representación de
príncipes protestantes y católicos. Pero el papa desde el comienzo estuvo interesado
únicamente en doctrinas que deseaba que se definieran como opuestas a los puntos de vista
protestantes proclamados en la Confesión de Augsburgo en 1530.