Página 61 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

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Uno de los más importantes resultados del pietismo fue la formación de la iglesia conocida
como
Unitas Fratrum,
o Unidad de los Hermanos, que fue fundada por el ahijado de Spener,
el conde Zinzendorf (1700-1760). Zinzendorf era aún muy joven cuando entregó su corazón
al Señor; así lo escribió en su diario después de sentirse impresionado por un cuadro de
Doménico Fetti, que representaba al Salvador coronado de espinas. El cuadro tenía esta
leyenda: "Esto es lo que he hecho por ti. ¿Qué has hecho
por mí?" En su propiedad de
Herrnhut, en Sajonia, recibía a protestantes moravos refugiados de la persecución.
Zinzendorf tuvo el don de conseguir que hombres de diferentes orígenes y temperamentos
vivieran juntos armoniosamente en una iglesia que él llamaba "Unidad". De los husitas tomó
la forma episcopal, de los pietistas una confesión de fe conservadora, de los calvinistas una
estricta disciplina moral, de los presbiterianos la organización eclesiástica y de los luteranos
la enseñanza central de la justificación por la fe. Combinó todos estos elementos en una
forma morava de cristianismo que se expresó en los bellos himnos moravos que han sido un
consuelo para la iglesia en todo el mundo. Zinzendorf tenía una notable inclinación
evangelística y misionera. Los laicos debían trabajar diligentemente en diversos aspectos de
la obra misionera local, en evangelismo y aun en las misiones extranjeras.
El pietismo tuvo desgraciadamente una tendencia exclusivista, y entre algunos de sus
miembros surgió una forma de orgullo religioso en los "colegios de piedad". A veces los
pietistas recomendaban métodos artificiales para inducir a los hombres al arrepentimiento;
pero a pesar de estas faltas, el pietismo fue un movimiento de reforma digno dentro de la
Iglesia Luterana y ejerció una gran influencia en los primeros metodistas.
Reavivamiento religioso en Inglaterra; los metodistas.-
Después de la Revolución gloriosa de 1688-1689 eran deplorables las condiciones morales y
religiosas de Inglaterra. La Iglesia Anglicana, como la Iglesia Luterana, se había vuelto
completamente formal en su culto y dogmática en su enseñanza. Era incapaz de elevar la
visión de la gente o de ministrar a sus necesidades espirituales. Se necesitaba con urgencia
un despertar, el cual comenzó en 1729, cuando unos pocos estudiantes de la Universidad de
Oxford formaron un círculo religioso. Se los llamó despectivamente "metodistas" y a veces "el
club santo" porque seguían un modelo metódico de vida, lo que incluía períodos regulares de
ayuno, comunión semanal y oración en períodos señalados.
Juan Wesley (1703-1791), el líder del metodismo, siendo joven se relacionó con los moravos.
Como sacerdote de la Iglesia Anglicana era sumamente cuidadoso en el cumplimiento de sus
deberes religiosos y revelaba una enorme capacidad para el trabajo. En 1735 fue como
misionero a Norteamérica para convertir a los indios. 73 Cuando llegó a Georgia se encontró
con un moravo, quien de buenas a primeras le preguntó si conocía a Jesucristo. A pesar de
esa recepción inesperada, que lo resintió al principio, Wesley predicó ante grandes auditorios
en Norteamérica; pero estaba dolorosamente consciente de que él mismo todavía no era un
cristiano convertido.
Cuando regresó a Londres en 1738 disfrutó de su famosa y profunda experiencia religiosa.
Mientras estaba en una reunión de los moravos, escuchó a un laico que leía el prefacio de la
Epístola a los Romanos escrito por Martín Lutero, y sintió su corazón "extrañamente
encendido", episodio que con frecuencia es considerado como la conversión de Wesley. Esa
conversión evangélica, descrita en su propio diario, ocurrió el 24 de mayo de 1738. Cuando
la Iglesia Anglicana le negó sus púlpitos a Wesley y a sus principales colaboradores
especialmente a Jorge Whitefield, los metodistas comenzaron a predicar al aire libre, y
después de 1739 se ocuparon de evangelismo popular. Organizaron a sus numerosos
seguidores en una comunidad religiosa dividida en parroquias o "clases", encabezadas por
pastores conservadores, a quienes se les pedía que se "trasladaran" cada tres años.