Página 66 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

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sugiriendo métodos maquiavélicos aun en finanzas públicas, comercio y política. El resultado
fue un profundo resentimiento, y pronto los jesuitas sintieron la oposición de varios gobiernos.
Esta orden religiosa fue expulsada de Portugal en 1759, de Francia en 1764, y de Nápoles en
1767. En 1773 el papa Clemente XIV suspendió la orden; pero su sucesor se apresuró a
restablecerla.
La Iglesia Católica en el siglo XIX.-
La Iglesia Católica también fue afectada por el liberalismo debido a los esfuerzos de Roberto
de Lamennais; pero en 1850 esta tendencia hacia el liberalismo fue suprimida por lo que se
conoce como el ultramontanismo ("más allá de las montañas"), una referencia a la sede del
papa, más allá de los Alpes. Los ultramontanos querían reformar la iglesia y hacerla
depender enteramente del papa. Pío IX (1846-1878) eliminó completamente del catolicismo
todo rastro de moderación. En 1854 se proclamó el dogma de la inmaculada concepción de
María. El
Syllabus
(1864) acusaba a los Estados modernos de ser un medio de propagar
indiferencia e irreligión. Condenaba como "plagas" la libertad de conciencia y las Sociedades
Bíblicas. El Concilio Vaticano I proclamó en 1870 la doctrina de la infalibilidad papal y la hizo
retroactiva. "Infalibilidad" significa que una decisión papal pronunciada ex cátedra -con el
propósito de instruir a la iglesia en lo que debe creer y hacer- no puede ser errónea y tiene
completa autoridad para la iglesia. De ese modo oficialmente se le puso fin a la cuestión de
la autoridad suprema de la iglesia sobre la conciencia, que el Concilio de Trento dejó sin
decidir. 78 La promulgación de este dogma causó una división en la iglesia. Hubo hombres
como Gratry, Dupanloup y Maret, que prefirieron considerar los concilios como la última
autoridad pero sólo dentro del ámbito de la iglesia. Estos "viejos católicos" rehusaron aceptar
la doctrina de la infalibilidad papal, y se apartaron de la Iglesia Católica Romana. Pero en la
práctica los jesuitas y los redentoristas (orden fundada por Alfonso María de Ligorio en 1732)
pudieron hacer que la victoria de la iglesia fuera completa.
Los acontecimientos siguieron otra dirección en Alemania. En 1873 Bismarck ordenó que
tanto el culto católico como el protestante estuvieran bajo el control estatal. Los ministros
debían ser preparados y nombrados por el Estado. Por supuesto, los católicos ultramontanos
se opusieron a esa política y lograron triunfar en una descomunal contienda conocida como
Kulturkampf
("lucha por la cultura"), y en 1880 obligaron a Bismarck, conocido como el
"canciller de hierro y sangre" a que aceptara sus demandas y desistiera de seguir atacando a
la Iglesia Católica. Como necesitaba los votos de los católicos, llegó a un arreglo con el papa
León XIII. Una situación similar existía en Francia, donde surgió un creciente y poderoso
movimiento anticlerical presidido por León Gambetta. Su santo y seña era "Clericalismo, éste
es el enemigo". Se hicieron grandes esfuerzos para liberar al país de la dominación de los
sacerdotes, a quienes no se les permitió que siguieran enseñando en las escuelas públicas.
Pero el peligro del ultramontanismo continuó existiendo, como quedó demostrado por el
sensacional caso Dreyfus en 1898. Finalmente, en 1905 se produjo en Francia la separación
de la iglesia del Estado. La República garantizó la libertad de culto y se negó a reconocer o
subvencionar a confesión religiosa alguna. Las propiedades de la iglesia continuaron
perteneciendo al Estado, el cual las ponía gratuitamente a disposición de cualquier iglesia
debidamente constituida que celebraba cultos en ellas. El papa se opuso a esa ley de
separación, y además manifestó su preocupación no sólo por la libertad de religión sino por
el aumento del modernismo en las filas religiosas. Así lo expresó Pío X en su encíclica
Pascendi Dominici Gregis,
de 1907.
La Iglesia Anglicana en el siglo XIX.-
Los metodistas habían logrado que el espíritu evangélico reviviera en cierta medida dentro de
la Iglesia Anglicana. Esta tendencia se concretó en lo que vino a llamarse la
Low Church
(literalmente, "iglesia baja" o "no ritualista"). Esta tendencia predominó en la primera mitad