Las Siete Iglesias del Apocalipsis
I. Introducción.
Las siete ciudades a cuyas iglesias Juan escribió sus bien conocidas cartas desde la isla de
Patmos, estaban en el Asia Menor occidental. Dos de ellas, Efeso y Esmirna, eran grandes
ciudades portuarias; y tres, Tiatira, Filadelfia y Laodicea, como eran centros industriales y
comerciales de las zonas en donde estaban situadas, disfrutaban de gran prosperidad e
importancia económica. Sardis y Pérgamo habían sido anteriormente capitales de poderosos
reinos, y aún tenían gran influencia política en el tiempo de Juan. Toda la zona en la cual
estaban las siete iglesias del Apocalipsis, es rica en recuerdos históricos del período de los
comienzos del cristianismo y desempeñó un papel importante en la historia antigua. En este
breve capítulo sólo se pueden mencionar unos pocos de los hechos históricos más
destacados.
La mayor parte de las ciudades costeras del Asia Menor occidental fueron fundadas por
tribus de Anatolia; pero los colonizadores griegos se apoderaron de ellas desde muy antiguo.
Por esta razón la Anatolia occidental tuvo una cultura fuertemente helenizada por muchos
siglos. Durante los siglos VII y VI a. C., el poderoso reino de Lidia, que predominó sobre más
de la mitad del Asia Menor, tuvo su capital en Sardis, una de las siete ciudades del
Apocalipsis. Este reino cayó en manos de los persas cuando Ciro derrotó a Creso, y en 547
a. C. tomó su capital fortificada aunque se la consideraba inexpugnable. Durante los dos
siglos siguientes los griegos de la zona costera del Asia Menor occidental lucharon
continuamente contra el dominio persa, aunque no con mucho éxito, hasta que Alejandro
Magno los liberó de su yugo. Durante el período helenístico, que siguió a la muerte de
Alejandro, nuevamente hubo mucha actividad bélica. En ese tiempo se estableció el rico
reino de Pérgamo, Estado que predominó en aquella zona durante casi 150 años, hasta que
fue conquistado por Roma en el siglo II a. C. Durante más de cuatro siglos Roma administró
esta región, a la que llamaba la "Provincia de Asia", con Pérgamo como su capital política.
Durante este tiempo disfrutaron de su máxima gloria y riqueza algunas de las ciudades cuyos
nombres son bien conocidos para nosotros gracias al libro del Apocalipsis. También
experimentaron un formidable cambio religioso cuando el paganismo dio paso a la religión
cristiana. El primer misionero cristiano que probablemente llevó el Evangelio al Asia Menor
occidental fue el apóstol Pablo. Visitó varias veces algunas de sus ciudades durante sus
diversos viajes misioneros (Hech. 18: 19; 92 19: 1; 20: 17; 1Tim. 1: 3), y vivió en una de ellas,
en Efeso, durante tres años (Hech. 20: 31). Desde esa ciudad el Evangelio se propagó
rápidamente a otras partes importantes del Asia Menor occidental. Las iglesias de por lo
menos dos de las ciudades de esta zona fueron favorecidas directamente con cartas
personales de Pablo: Colosas, Efeso (ver la Introducción a Efesios) y Laodicea (Col. 4: 16).
Otra iglesia de esa zona se menciona en forma específica: Hierápolis (Col. 4: 13).
Efeso posteriormente se convirtió durante muchos años en el centro de una gran actividad
ministerial de Juan, hasta que su obra fue detenida debido a la persecución que sufrieron los
cristianos durante el reinado de Domiciano a fines del siglo I. El anciano apóstol fue torturado
y después desterrado a Patmos, en el mar Egeo (ver pp. 86-90). En esa Patmos volcánica y
rocosa, que está sólo a unos 55 km de la costa del Asia Menor y a unos 80 km de Efeso, fue
donde Juan contempló en visión la historia de la iglesia cristiana a través de los siglos hasta
el fin del tiempo- Fue allí donde recibió los mensajes divinos para las siete iglesias (Apoc. 2;
3).