Página 85 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

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importancia con la de Alejandría. Consistía en una sala de conferencias y un cuarto de
lectura rodeado por pequeños recintos donde se guardaban los manuscritos costosos. El
visitante moderno se siente impresionado por las ruinas de esta famosa biblioteca, fundada
en el tiempo del ministerio de Juan por uno de los más ricos ciudadanos de Efeso. En Selyuk
hay también un interesante museo donde se pueden apreciar dos estatuas de mármol de
Diana, halladas en las excavaciones de la antigua Efeso.
III. Esmirna.
Esmirna, que ahora se llama
Izmir,
es una de las más bellas ciudades del Asia Menor. Está
situada en el extremo este de un golfo que penetra unos 50 km tierra adentro, que forma un
puerto bien protegido por las montañas que lo rodean. El hecho de que sea una ciudad
portuaria a la cual tienen acceso naves de gran calado, y que sin embargo está situada en el
corazón de la región, ha sido siempre una ventaja para Esmirna frente a otras ciudades del
Asia Menor occidental, y la ha convertido en uno de los más importantes centros de comercio
de esa región. A esto puede añadirse el hecho de que está situada en el fértil valle del río
Meles y que disfruta de fácil acceso al interior y a ciudades importantes, como Pérgamo,
Sardis y Efeso.
La colonia más antigua fue fundada al norte de la ciudad moderna por pobladores
procedentes de Anatolia, llamados léleges. Desde aproximadamente el año 1100 a. C. esa
zona fue poblada por colonos griegos: primero eolios y más tarde jonios. La 97 ciudad estuvo
en manos de poderes extranjeros como lidios, persas y turcos; pero la mayoría de su
población fue generalmente griega. La posición geográfica actual de Esmirna fue escogida
por Lisímaco, uno de los generales y sucesores de Alejandro Magno, en lo cual reveló buen
gusto y aguda previsión. Esmirna, construida en las estribaciones de las montañas que
rodean la parte oriental del golfo de lzmir, se ha convertido en una de las más importantes y
pintorescas ciudades del Asia occidental.
Su clima es agradable y una densa vegetación añade su encanto al paisaje. Hay olivos,
cipreses, higueras, granados y sicómoros y aun datileras. Los principales productos de
exportación son los famosos higos de Esmirna, tabaco, seda y las bien conocidas alfombras
de Esmirna. Los minerales que se encuentran en las montañas de la región desde tiempos
antiguos, incluyen hierro, manganeso, oro, plata, mercurio, plomo, cobre y antimonio. En la
región se extrae un poco de carbón bituminoso. Otra atracción de Esmirna en la antigüedad
eran sus fuentes termales, frecuentadas por gente que sufría de artritis. Se afirmaba que
cuando se bebía esa agua se aliviaban los malestares intestinales.
Había, pues, excelentes razones por las cuales Esmirna se convirtió en una ciudad populosa
y rica. A fines de la Primera Guerra Mundial era, por su extensión, la segunda ciudad del
Asia Menor, con una población de unos 250.000 habitantes. La población de Esmirna
disminuyó a causa del gran incendio de 1922 que destruyó casi toda la ciudad y mató a miles
de sus habitantes, y por la expulsión de decenas de miles de griegos en 1922 y 1923. La
población ha aumentado mucho en tiempos recientes, alcanzando en 1980 a unos 650.000
habitantes. No se sabe cuál era su población en la antigüedad.
Puesto que la ciudad moderna está construida sobre la antigua Esmirna, ahora son visibles
sólo unas pocas ruinas. Restos de las antiguas murallas de la ciudad de Lisímaco se pueden
ver en unos pocos lugares en las proximidades de la moderna
Izmir,
y también varios
acueductos pintorescos, aunque arruinados. Las ruinas de la ciudadela, que domina el
paisaje, son de origen bizantino. Sólo sus partes inferiores se remontan a los períodos
romano y helenístico. En Esmirna, como en la mayoría de las ciudades de la antigüedad,
había una gran cantidad de templos paganos; pero se han encontrado pocos restos. Sin
embargo, al excavar los fundamentos de las casas nuevas, se encuentran estatuas que