Página 87 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

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de Kemal Bajá, en 1922.
IV. Pérgamo.
Pérgamo, situada en un amplio valle 5 km al norte del río Caico y a unos 25 km del mar, era
otra de las famosas ciudades del Asia Menor. El palacio, los templos, teatros, gimnasios y
otros edificios públicos de la antigua Pérgamo estaban construidos en la cima y en las faldas
de una elevada colina. La sección residencial de la ciudad quedaba al pie de la colina, en el
mismo lugar de la llanura donde se encuentra la moderna población de
Bergama,
de unos
35.000 habitantes (1980).
La ciudad fue fundada por colonizadores griegos. Aunque no se sabe mucho de su historia
primitiva, parece que era importante en el siglo V a. C., pues ya acuñaba sus propias
monedas en 420 a. C. De su historia se sabe más a partir del siglo III 99 a. C. Lisímaco, uno
de los generales y sucesores de Alejandro, depositó en ese tiempo el tesoro de su nación
-9.000 talentos (el talento pesaba unos 34 kg) de oro- en la sólida fortaleza de la ciudad.
Después de la muerte de Lisímaco en 281 a. C., Filitaero, guardián de ese tesoro, se apropió
de él y se autonombró gobernante de Pérgamo hasta su muerte en el año 263. Se convirtió
en el fundador de la rica dinastía de los Atálidos, que ocupó el trono durante unos 150 años.
Aunque la historia del reino independiente de Pérgamo fue corta, dejó su huella en el mundo
antiguo, y la riqueza de sus reyes se hizo proverbial, como había sucedido antes con Creso,
rey de Sardis.
El rey Atalo I (241-197 a. C.) fue el primer gran gobernante del reino de Pérgamo. Tuvo que
luchar contra los galos, antepasados de los gálatas que aparecen en el Nuevo Testamento.
Los galos habían invadido el Asia Menor desde el oeste y se habían establecido en el centro
de Anatolia (ver Nota Adicional de Hech. 16). Cuando los galos fueron decisivamente
derrotados en 240 a. C., Atalo pudo ensanchar mucho el territorio de su reino. Cuando murió,
Pérgamo dominaba en toda Misia, Lidia, Caria, Panfilia y Frigia, territorio que abarca casi la
mitad del Asia Menor. La riqueza proveniente de los tributos que afluían a Pérgamo desde
esas regiones, se usaba para embellecer la capital, hasta el punto de que se convirtió en una
de las más maravillosas ciudades de su tiempo. Tenía tantos templos, teatros, gimnasios y
otros edificios públicos monumentales, que era aclamada como la ciudad más rica del mundo.
Durante el período de Eumenes II (197-159 a. C.), que fue el rey siguiente, se fundó una
biblioteca que creció hasta poseer una colección de 200.000 manuscritos. Esta biblioteca
despertó la envidia de Tolomeo V de Egipto (203-181 a. C.). Temiendo que pronto
sobrepujaría a la biblioteca de Alejandría, prohibió la exportación de papiro, el material de
escritura más común de la antigüedad. Como Egipto era el único país en que se
manufacturaban los rollos de papiro, de esa manera esperaba reducir la producción de libros
en otros países. Esta emergencia se convirtió en una gran ventaja, pues indujo a los que
hacían libros en Pérgamo a inventar el pergamino, el mejor material de escritura que jamás se
haya producido. El pergamino se prepara refinando el cuero de animales tiernos como
terneros, ovejas o cabritos, mediante un proceso de curtiembre. Tiene diversas ventajas
sobre el cuero común, que también usaban los antiguos como material de escritura. Como
este nuevo material fue inventado en Pérgamo, recibió el nombre griego de
pergam
'
nós
, y
pergamena
en latín, de donde deriva "pergamino".
La biblioteca de Eumenes más tarde fue retirada de Pérgamo por Marco Antonio, quien se la
regaló a Cleopatra. Cuando los árabes conquistaron a Egipto fue destruida junto con muchas
otras colecciones de libros antiguos.
Durante el tiempo de Eumenes II también se erigió el gran altar de Zeus, la obra maestra de
las famosas obras de arte de Pérgamo. De ella ya nos volveremos a ocupar. Una de las más