Página 88 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

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formidables obras técnicas que datan de su reinado fue un acueducto para llevar agua,
mediante presión, hasta la acrópolis de Pérgamo. El agua, que provenía de vertientes
montañosas de un nivel más alto que la loma de la acrópolis de Pérgamo, corría por una
cañería de varios kilómetros de longitud que cruzaba la planicie donde estaba situada la
ciudad. En la antigüedad nunca se había intentado hacer una obra de tan vastos alcances, ni
tampoco fue imitada durante siglos. Aún se pueden ver las ruinas de este acueducto.
Eumenes II fue sucedido sólo por dos reyes más: Atalo II (159-138 a. C.) y Atalo III (138-133
a. C.). Pérgamo dejó de ser un reino independiente porque el último monarca mencionado, un
gran admirador de Roma, en su testamento legó su reino 100 a los romanos. Roma se
posesionó de Pérgamo después de la muerte de Atalo III, y se sabe que en el año 129 a. C.
parte del reino había sido organizado como la provincia de Asia, cuya capital era Pérgamo.
Aunque con el correr del tiempo Pérgamo perdió algo de su fama ante Efeso y Esmirna, y
finalmente vio cómo Efeso se convertía en la capital de la provincia, durante siglos
permaneció como una de las más ilustres y ricas ciudades del Asia Menor occidental.
Durante la edad apostólica se estableció en Pérgamo una iglesia cristiana, como se puede
ver en la tercera carta del Apocalipsis (cap. 2: 12-17). Esta carta menciona las buenas
cualidades de la iglesia y el hecho de que Antipas, un fiel mártir, había sido muerto en esa
ciudad; pero también reprocha duramente a los cristianos de Pérgamo por tolerar la idolatría
y la inmoralidad dentro de la iglesia. La ciudad se convirtió en un centro cristiano y se
mantuvo así durante siglos. En el año 1304 d. C. fue conquistada por los selyúcidas, y 32
años más tarde por Solimán. Desde entonces ha sido turca, y su tamaño gradualmente ha
disminuido hasta llegar a ser el pueblo que es ahora.
El gobierno alemán ha patrocinado excavaciones en Pérgamo desde 1878, las que
intermitentemente se han llevado a cabo en las ruinas, principalmente en la acrópolis.
Durante estos 100 años se ha desenterrado una extensa zona, lo que da al visitante moderno
un claro concepto del trazado de la ciudad antigua. Sería cansador dar descripciones de los
diversos templos dedicados a Zeus, Dionisio, Palas Atenea, Demetrio y otros dioses, así
como describir las ruinas del palacio real, de los diversos teatros, gimnasios y otros edificios
públicos. Sólo se describirán brevemente dos de las más famosas construcciones de
Pérgamo, ambas catalogadas por diferentes comentadores de la Biblia como "el trono de
Satanás" que Juan menciona en la carta a Pérgamo (Apoc. 2: 13). Una de esas
construcciones es el altar de Zeus, ya mencionado, que fue construido por Eumenes II en el
siglo II a. C., y la otra es el Asclepión, uno de los más famosos de todos los hospitales de la
antigüedad.
El altar de Zeus era una enorme construcción, de como 36 m de largo por 34 de ancho y 12
de alto, y además una obra maestra de arte y arquitectura. Consistía en un edificio de dos
pisos construido en forma de herradura, cuya parte inferior estaba cubierta con bellos
relieves tallados que conmemoraban la guerra entre Pérgamo y los galos. Las partes
superiores estaban formadas por columnatas. Esta magnífica construcción naturalmente
constituía una gran atracción para la ciudad, y algunos comentadores han pensado que era
"el trono de Satanás" al que se refiere Juan el revelador. K. Humann, el primer excavador de
Pérgamo, descubrió este altar y extrajo algunas de sus lajas de piedra cincelada de los muros
de la ciudad, incorporados allí en la época bizantina. Todo este material fue transportado a
Berlín, en donde el altar completo fue reconstruido en el "Museo de Pérgamo", y
afortunadamente escapó a la destrucción provocada por los asolamientos de la Segunda
Guerra Mundial. Los rusos lo desmantelaron después de la guerra y lo enviaron al este; pero
más tarde lo devolvieron. Ver ilustración frente a p. 737.
El otro sitio grande y famoso de Pérgamo, que algunos comentadores pensaron que era "el
trono de Satanás" mencionado en el Apocalipsis, era el Asclepión, un complejo edilicio