Página 95 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

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año 100 d. C. Transcurrieron unos trescientos años antes de que fuera finalmente aceptado
en todos los sectores como un escrito genuino del apóstol Juan y, por lo tanto, canónico.
El motivo de esa vacilación fue que desde muy antiguo se introdujeron ciertas extravagancias
en la interpretación de la profecía de los 1.000 años (el milenario) del cap. 20. Los quiliastas,
que entusiastamente enseñaban el reinado de los santos con Cristo en la tierra durante esos
1.000 años, habían introducido ciertos conceptos de fertilidad y prosperidad fantásticas que,
sin fundamento, pretendían que caracterizarían ese período. Esas extravagancias "carnales",
que habían sido tomadas tanto de los escritos apocalípticos judíos como de la tradición
pagana, con el tiempo hicieron que todo el libro fuera criticado y rechazado. Las
consecuencias de esa controversia continuaron hasta los días de Lutero, y aún forman parte
de los ataques de la crítica moderna contra el Apocalipsis.
Complemento y cumplimiento de Daniel.-
El libro del Apocalipsis es evidentemente el complemento, el cumplimiento y la revelación de
las profecías de Daniel. Pero en el tiempo de Juan la
cuarta
potencia mundial -Roma- de la
serie de Daniel, se había convertido en el punto de partida histórico, así como Babilonia lo
había sido para Daniel. El Apocalipsis despliega varios rasgos que caracterizan el período
de esta cuarta potencia mundial: su dominio, sus divisiones, los conflictos político-religiosos y
el resultado triunfante. El Apocalipsis bosqueja el gran conflicto entre la iglesia verdadera y
la falsa en toda la era cristiana; presenta potencias y acontecimientos que no se manifiestan
en la presentación enigmática de Daniel.
Culmina con la crisis de los últimos días.-
El Apocalipsis pone de relieve el desarrollo y la secuencia de los últimos acontecimientos,
conocidos teológicamente como "escatológicos"; presenta los principales sucesos de los
últimos días -los movimientos finales del gran conflicto de los siglos entre el bien y el mal-;
bosqueja el último mensaje de Dios y su exhortación para los hombres; presenta los últimos
sucesos que finalizan con la terminación del tiempo de gracia, el castigo que caerá 108 sobre
los apóstatas y el glorioso y eterno triunfo de Injusticia. Incluye el surgimiento del movimiento
y mensaje del segundo advenimiento, y caracteriza al remanente: el séptimo y final segmento
de la verdadera iglesia en los tiempos cristianos. Por lo tanto, es ante todo una profecía de
"la verdad presente" que incumbe en gran medida a nuestros días, y debe entenderse dentro
del fondo histórico del transcurso de los siglos.
El libro del Apocalipsis proyecta luz sobre las profecías del Antiguo Testamento y ayuda a
comprenderlas, especialmente las predicciones de Daniel. Los símbolos y los períodos de
las dos grandes profecías apocalípticas -Daniel y Apocalipsis- están inseparablemente
unidos.
Están implicadas las profecías cronológicas.-
El
valor de un enfoque coordinado de los dos libros puede verse en el desarrollo del principio
del día-año en los repetidos períodos cronológicos: de 1.260 días, 42 meses o 3 l/2 tiempos.
Este principio del día-año fue aplicado en la iglesia primitiva. Ticonio lo usó para los 3 l/2
días de los dos testigos (Apoc. 1 l). Joaquín de Fiore (c. 1 130-1202) lo extendió después a
la huida de la "mujer" o iglesia al desierto durante los 1.260 días o años (Apoc. 12). Esta
nueva aplicación fue un progreso fundamental que con el tiempo indujo a una aplicación
similar al período profético más largo de Daniel -los 2.300 días-, que finalmente se reconoció
que abarcaba los períodos de 1.260, 1.290 y 1.335 días-años y, además, los 10 días de
persecución sin paralelo de la iglesia primitiva (303-313), los 3 l/2 días de los dos testigos,
los "cinco meses" y los 391 años de las trompetas-"ayes" del Apocalipsis. Se ha considerado
que el período de los 1.000 años de Apoc. 20 es el único que está fuera del alcance de los
2.300 días.