un emperador romano perseguidor en un lejano pasado, y aplican todo el libro del Apocalipsis
a los comienzos de la era cristiana. De manera que el protestantismo moderno dividido ha
abandonado en general la clara enseñanza de los reformadores protestantes en cuanto al
anticristo, y ha aceptado interpretaciones basadas en uno u otro de estos dos puntos de
vista, que se excluyen mutuamente y fueron auspiciados por la Contrarreforma católica.
Exposiciones que implican símbolos del Apocalipsis.-
Las
posiciones historicistas comunes acerca de la profecía fueron tomadas, en gran medida,
durante el despertar adventista del Viejo Mundo en el siglo XIX y también en el movimiento
milerita en el Nuevo Mundo, de los expositores de la Reforma y de quienes les siguieron. Sin
embargo había diferencias básicas entre esos dos sectores del premilenarismo resurgente,
especialmente en cuanto a la naturaleza del reinado del milenio. Los literalistas hicieron
surgir el futurismo fundamentalista, mientras que los mileritas -de los cuales procedieron los
adventistas del séptimo día- dieron un desarrollo más amplio a la posición historicista. Los
precursores de los mileritas dedicaron más estudio al libro de Apocalipsis que al de Daniel,
que había sido captado y entendido más plenamente. Conceptos limitados, heredados del
protestantismo primitivo, fueron corregidos y profundizados, como fue el caso de (1) la
simultaneidad de los tres ángeles de Apoc. 14 y de sus mensajes; (2) el primer avance para
superar el concepto erróneo, generalizado entre los protestantes, de los 1.000 años como un
reino "temporal", reemplazándolo por el concepto de que el milenio es solamente para los
redimidos; (3) el concepto de que no sólo Babilonia, la madre de Apoc. 17 y 18, sino también
sus hijas, tenían errores que hacían necesario separarse de ellas. 110
La presentación de los mensajes de los tres ángeles.-
Las especificaciones de los mensajes de los tres ángeles de Apoc. 14, especialmente del
tercer mensaje dentro del contexto de la sección más amplia de Apoc. 12 a 20, llegó a ser el
tema especial del más intenso estudio, y produjo el máximo progreso en la comprensión que
lograron los pioneros adventistas del séptimo día en los años siguientes a 1844. Los sellos,
las trompetas y sus períodos de tiempo, los dos testigos, las dos mujeres (Iglesias) de Apoc.
12 y 17, ya habían sido ampliamente reconocidos en el Antiguo Mundo y también en el
Nuevo. Se había vislumbrado el verdadero significado de la segunda bestia simbólica de
Apoc. 13. Sin embargo, en el siglo XIX se alcanzó en la iglesia remanente una interpretación
profético sistemática o integral, una estructura para la cual el libro del Apocalipsis, junto con
el de Daniel, llegaron a ser el modelo inspirado.
Después de haber visto el marco histórico general, ahora estamos listos para trazar el
desarrollo progresivo de las profecías del libro del Apocalipsis.
II. Las siete iglesias cubren la era cristiana
El interés en identificar a las siete iglesias de Apoc. 2 y 3 puede remontarse hasta la última
parte del siglo III, con Victorino, obispo de Petavio (m. c. 303), el primer comentarista
sistemático del Apocalipsis. Es indudable que él introdujo el principio de la repetición como
una característica del Apocalipsis: que los sellos, las trompetas y las copas no son
consecutivos, sino que abarcan el mismo período. Cada serie cubre la era cristiana.
Victorino creía que las siete iglesias simbolizaban la iglesia universal en siete fases, o siete
clases de cristianos; pero la ubicación cronológica de las respectivas divisiones como
períodos de tiempo, se desarrolló más tarde y sólo fue percibida gradualmente.*(2)
Los períodos identificados progresivamente.-
La escuela de interpretación espiritualizada de Ticonio y Agustín en cuanto a la exposición
del Apocalipsis, predominó durante varios siglos. Después los estudiosos comenzaron