venida del Señor; (6) Filadelfia, el período de preparación hasta la venida del Señor; (7)
Laodicea, la "única enteramente futura", precisamente antes del fin. Había un acuerdo
general en cuanto a Tiatira como el período de la apostasía papal, y a Laodicea como la
condición de los últimos días antes del segundo advenimiento (por ejemplo, Joseph D'Arcy
Sirr [1794-1868], párroco irlandés; Louis Gaussen [1790-1863], teólogo protestante suizo; y
Edward Irving de Londres [1792-1834]); pero había ligeras variantes en cuanto a las tres
últimas iglesias. Algunos (como "R. H.", en el
Christian Herald,
enero de 1830), hacían de
Sardis la iglesia de la Reforma del siglo XVI, y de Filadelfia el despertar espiritual de
comienzos del siglo XIX, tiempo en el que entonces vivían. Gaussen interpretaba a Filadelfia
como la Reforma. Pero el molde general ya se había establecido con firmeza. John Baylord,
uno de los patrocinadores de Joseph Wolff, declaró que "la iglesia está
ahora
en Laodicea",
siendo inminentes los juicios finales en el segundo advenimiento.
Los "10 días" generalmente ubicados de 303 a 313 d. C.-
Ya en el siglo XIV, Walter Brute había ubicado en el período de Esmirna los "diez días"
profetizados como de persecución (303-313), o sea la terrible persecución que comenzó el
emperador 112 Diocleciano. Esta llegó a ser la Interpretación generalmente aceptada, y fue
mencionada por varios expositores británicos del siglo XIX como George Croly, erudito
irlandés; Thomas Keyworth, hebraísta británico; Edward Blckersteth, secretario de la
Sociedad Misionera de la Iglesia; y Thomas R. Birks, profesor de Cambridge. Croly añade:
"Días en el lenguaje profético son
años".
Interés en Norteamérica.-
Los primeros expositores del Nuevo Mundo, así como los exégetas protestantes europeos,
habían relacionado a Tiatira con el período papal; por ejemplo, Roger Williams (c.
1603-1683), pastor de la primera iglesia bautista de Norteamérica, y Samuel Osgood
(1748-1813), ex director general de correos. Por lo tanto, acerca de las siete iglesias, había
una unidad esencial entre los exégetas de la profecía a ambos lados del Atlántico.
Durante el despertar norteamericano acerca del segundo advenimiento (c. 1830-1840), la
entonces virtualmente posición uniforme era que las siete iglesias, según las palabras de
Adán Hood Burwell (c. 1790-1849), misionero en el Canadá, se extendían "desde el
Pentecostés hasta el día del Señor". Esta interpretación de las siete iglesias fue entre los
mileritas más aceptada que discutida. Por ejemplo, Henry Jones, Clérigo congregacionalista,
consideraba como axiomáticos los siete períodos o estados de la iglesia, siendo Laodicea el
estado de ese momento. Con esto concordaba Elon Galusha, pastor bautista.
Por lo tanto, alrededor de ese tiempo el reconocimiento de las siete iglesias fue progresivo,
consistente y más bien uniforme a lo largo de los siglos, incluso el período de "diez días",
situado del 303 al 313 d. C.
III. Los siete sellos también abarcan la era cristiana
Los primeros conceptos son fragmentarios.-
Algunos intentos de explicar los sellos se remontan a los primeros siglos. Ireneo, de la
antigua Galia (c. 130-c. 202), sólo alude a Cristo como el jinete del caballo blanco. Tertuliano
(c. 160-c. 240), escritor eclesiástico de Cartago, de paso comenta acerca del quinto sello
como algo futuro, y del sexto sello como el tiempo de la disolución final de la tierra y del cielo
al fin del mundo. Pero fue Victorino el primero que dio un enfoque global a los siete sellos,
explicando que abarcaban el período -corto para él- entre el primero y el segundo
advenimiento.
El primer sello -el jinete coronado del caballo blanco- simbolizaba, para él, la iglesia de Cristo