¿Entiende lo que lee?
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¿Qué importancia tiene el pasaje?: el análisis teológico
Después de que hemos invertido tanto tiempo en la tarea de traducir
conscientemente un texto, analizarlo en detalle e investigar su contexto histórico,
nuestra tarea aún está incompleta, a menos que descubramos la teología del mismo,
es decir, el mensaje del texto en estudio para nuestros días. Siendo que este análisis
pretende identificar las ideas acerca del plan de Dios que un autor determinado
expone y el objetivo de tuvo al escribirlas, debemos rastrear en sus frases y en su
forma de organizarlas evidencias que lo delaten.
Sea que el propósito de un autor se halle implícito o explicito, a fin de
conocerlo debemos preguntarnos: ¿cuál fue el significado religioso de este texto para
la gente que lo escuchó o leyó originalmente? ¿Qué les enseñó este acerca de Dios
y su plan salvífico?
Los mismos escritores bíblicos nos dan abundante evidencia acerca de la
necesidad de obtener el mensaje teológico de un pasaje como parte de la tarea
hermenéutica. Por ejemplo, Jesús resaltó las implicaciones religiosas del Decálogo,
al utilizarlo en el Sermón del monte (vea Mat. 5:17-28). Por su parte, el concilio de
Jerusalén usó como base de sus decisiones la enseñanza teológica de Amós 9:11,
12 (vea Hech. 15:13-21). De manera similar, Pablo capturó y explicó en Romanos la
esencia del pecado y de la justificación por la fe mencionada en varios pasajes del
Antiguo Testamento (vea Rom. 3:8-20-4:25), mientras que Pedro delineó la teología
encontrada en Joel 2 (vea Hech. 2).
Siendo que su mensaje se construye y está en continuidad con los principales
temas teológicos del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento a menudo retoma y
amplía temas teológicos como el de Dios, el hombre, la creación, el pecado y la
caída, el pacto y la ley, el sábado, la salvación, el santuario y la escatología. De ahí
que algunas formas de identificar los aspectos teológicos de un texto en estudio sean
las siguientes:
1. Pregúntese si el escritor utiliza términos cuyo significado es especial a la luz
de la historia del plan de la salvación. Reconocerlos, es relativamente fácil, ya que,
debido a su frecuencia, algunos de ellos han alcanzado el estatus de “término
técnico” (por ejemplo, “simiente”, “siervo”, “redención”, “heredad”, etc.)