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¿Entiende lo que lee?
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siguientes (aunque muy comunes) no son formas correctas de interpretarlas ni
aplicarlas:
-
Espiritualizar la historia
. Hacer esto convierte un relato bíblico en una mera
“comparación espiritual” que pueda ser aplicable a nuestra situación o
circunstancias. Un ejemplo de esto sería usar 1 Samuel 17 para afirmar: “Así como
Dios ayudó a David a derrotar al gigante, así también nos ayudará a nosotros a
vencer a los ‘gigantes’ que enfrentamos en la vida cotidiana…” O bien, “Así como
Jesús calmó la tempestad en el mar, así también él desea calmar todas las
‘tormentas’ de tu vida”.
Por supuesto, Dios puede vencer a cualquier gigante y calmar cualquier
tempestad; pero, ¿en realidad se refieren a eso los textos en cuestión?
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Como ve, el
mayor problema de esta forma de aplicar las historias radica en que no toma en
cuenta la intención original de su autor. “Espiritualizar” una narración bíblica sería,
por lo tanto, como saltar del “entonces” al “ahora”, pero sin tomar en cuenta la verdad
que originalmente el autor pretendía enseñar. Si en verdad queremos ser fieles al
texto, hemos de ser fieles también a las intenciones originales de su autor quien, al
expresarlas, fue inspirado por el Espíritu Santo.
-
Alegorizar la historia
. Esto se refiere a ir más allá del significado normal del
texto con el fin de encontrarle un sentido más profundo y espiritual, pero “oculto” a
simple vista. Fueron los griegos quienes a menudo se dedicaron a hacer esto con
sus propios relatos. Algo que lamentablemente se infiltró en la iglesia cristiana y se
practicó especialmente durante la edad media. Un conocido ejemplo al respecto
sería la interpretación que, más de una vez, se le ha dado a la parábola del buen
samaritano. Interpretación que asume que el viajero representa a Adán, quien
mientras se dirigía a “Jericó” (el mundo) fue “asaltado” por Satanás. Por su parte, el
buen samaritano representaría a Cristo, quien tras dejar al ser humano en el “mesón”
(la iglesia) promete “regresar” (la segunda venida de Cristo).
3
Tal vez sea útil recordar aquí la importancia de considerar el contexto de un pasaje. Al
hacerlo puede verse que el relato de la tempestad es el inicio de una nueva sección, la cual continúa
con el encuentro entre Cristo y los endemoniados gadarenos (Mar. 5:1). Si gusta, vea también la
aplicación que se da en
El deseado de todas las gentes
, págs. 306-307.