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¿Entiende lo que lee?
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Además de sacar de contexto un relato, alegorizar es una metodología sujeta
sobre todo a la imaginación del intérprete y, por lo tanto, incompatible con el objetivo
de una interpretación bíblica correcta.
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Convertir la historia en una simple moraleja:
Esto consiste en extraer
enseñanzas morales del texto a manera de una “lista de lo que se debe y de lo que
no se debe hacer”. Resaltando la conducta de los personajes de la historia bajo
estudio, algunos concluyen: “Siendo que David fue valiente al enfrentar a Goliat,
nosotros también debemos serlo…” “Así como David estuvo dispuesto a enfrentar a
sus enemigos, nosotros también debemos estar dispuestos a enfrentarlos…”
Sin embargo, aunque las virtudes y actividades destacadas en historias como
estas son parte de los estándares éticos que la Biblia presenta, existe nuevamente
un problema con esta forma de entender los relatos bíblicos: casi siempre desconoce
el objetivo o intenciones originales del autor. Además, siendo que no podemos llegar
a ser buenos por el mero hecho de “quererlo” o de intentar seguir el ejemplo de
“David”, el método de usar las historias bíblicas como moralejas debiera ser
confrontado entonces con una pregunta más: si bastara con tener un buen ejemplo,
¿qué necesidad habría de la gracia y el poder de Dios en nuestra vida entonces?
Tal es la cuidadosa tarea que hemos de emprender al estudiar esta
importantísima sección de las Escrituras.
Cuando la Biblia habla en poesía
La poesía ocupa un lugar de primer orden en el Antiguo Testamento
constituyendo alrededor del 40% del mismo.
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Y si bien el Nuevo Testamento no
tiene un libro que sea estrictamente poético, es indudable que el lugar de la poesía
en esta sección de las Escrituras también es muy significativo.
Dado que la poesía hebrea presenta características que difieren con las de
otro tipo o género de literatura, es bueno que, a fin de interpretarla correctamente,
estemos al tanto de algunas de ellas.
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De hecho, técnicamente hablando, en el AT sólo los libros de Levítico, Ruth, Esdras,
Nehemías, Ester, Hageo y Malaquías no tienen ninguna sección poética.