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¿Entiende lo que lee?
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A diferencia de las generales o clásicas, la naturaleza de estas profecías no
enfatizan aspectos condicionales, sino la soberanía y el control de Dios sobre la
historia humana. Por ello, sus escritores las presentan a manera de un desarrollo
histórico que inicia en los días del profeta y llega hasta el tiempo del fin del mundo,
teniendo como objetivo primario proclamar el triunfo final del plan de salvación (vea
Dan. 2; Apoc. 6:1-8:1; 11:19-15:4, etc.)
Junto con su profusa utilización de símbolos y marcados contrastes, estas
profecías fueron recibidas a través de visiones, sueños y/o acompañadas por un
intérprete celestial (vea Dan. 7-9). Ya que dichos intérpretes celestiales presentan un
cumplimiento histórico y específico de los símbolos contenidos en tales visiones,
resulta incorrecto suponer que ellos tuvieran en mente una mera descripción idealista
o percepción mental de la lucha entre el bien y el mal, tal como hoy en día
lamentablemente algunos proponen.
Además, debido a que los periodos de tiempo involucrados en estas profecías
generalmente son demasiado cortos como para considerarlos literales, dichos
periodos deben interpretarse entonces de manera simbólica, y ubicándolos
correctamente en la historia, tal como la interpretación apocalíptica lo requiere.
Así, por ejemplo, dado que los 1260 días citados en Daniel y Apocalipsis deben
alcanzar el “tiempo del fin” (Dan. 7:25; 12:7-9), estos no pueden ser días literales, sino
"proféticos", es decir, deben interpretarse aplicando el principio de que un día equivale
a un año, tal como Dios mismo lo ejemplificó en Números 14:34 y Ezequiel 4:6.
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En este punto es necesario saber que existen, básicamente, tres “escuelas de
interpretación” en lo que a la profecía apocalíptica se refiere: la preterista, la futurista y
la historicista.
La escuela preterista se remonta al tiempo de la contrarreforma católica (s.
XVI) y se adjudica a la obra del sacerdote jesuita, Luis de Alcázar. Esta escuela,
sostenida hoy en día por el catolicismo y muchas iglesias protestantes, busca ver el
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Considerar que un día equivale a un año en la profecía no es una invención adventista, sino
un concepto bíblico mucho más amplio que el mero contenido de estos dos versículos. La bibliografía
al respecto es abundante, pero le recomiendo empezar con Clifford Goldstein,
1844 Hecho simple
(Miami, Florida: Publicaciones interamericanas, 1999), págs.74-79;
y el
Comentario bíblico adventista,
t.
4, págs. 41-71.