"Las cosas que están para morir"
Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus
obras perfectas delante de Dios. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y
arrepiéntete. Pues si no velas, vendrá sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendrá
sobre ti (vers. 2,3).
"Afirma las otras cosas que están para morir —dice el Cristo resucitado—. Acuérdate de
lo que has recibido, [...] y guárdalo". Aun cuando Sardis no alcanzó a cumplir con el glorioso
cometido que había recibido, el Señor no la desechó. No dejó de bendecirla y usarla como canal
de bendición y luz para el mundo.
La ética del trabajo, la responsabilidad personal del creyente ante Dios, y el compromiso
del cristiano para proclamar el mensaje de salvación ante el mundo perdido... son algunos de
los conceptos que revivieron en la época de Sardis.
Y aun la falta de espiritualidad y los tristes desacuerdos entre una y otra ala de la
reforma no lograron extinguir la gloriosa verdad que Sardis había recibido de la justi ficación por
la fe. A esta verdad la iglesia debe volver una y otra vez, no sea que entre la multitud de sus
ocupaciones y actividades la pierda de vista, o deje de ser la verdad fundamental de su fe.
"Acuérdate", dice el Salvador, "de lo que has recibido, [...] y guárdalo".
Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y
andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas (vers. 4).
¡Unas pocas personas! La Biblia dice: "Cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia"
(Rom. 5:20). Por un tiempo, parecía que en Sardis sucedía lo contrario, que donde abundaba la
gracia, sobreabundaba el pecado. Su nombre era glorioso, su fama era la de estar viva después
de siglos de muerte y oscuridad, pero en Sardis el Señor pudo encontrar tan sólo "unas pocas
personas" que no han manchado sus vestiduras.
Y, ¿quiénes serían estas "pocas personas"? ¿Las reconoce la historia? Sin duda, la
mayoría de ellas serán conocidas sólo en aquel día cuando los libros de Dios sean abiertos a la
vista de los mortales. Pero las páginas de la historia conservan el registro de algunos individuos
que en ese tiempo no mancharon sus vestiduras. Al estudiar la siguiente iglesia,
consideraremos la historia de algunos de estos fieles cristianos de Sardis y el desarrollo
posterior del movimiento establecido por ellos.
Ropas blancas para los vencedores
A ellos, los que no llegaron a participar de la muerte espiritual de la época, se dirige una
hermosa promesa: