Página 6 - El atardecer y la noche de la Iglesia

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Y la referenciaen el versículo 15parece confirmar esto, puesto que ahí se los relaciona con la
"doctrinade Balaam" y dice que dichadoctrinaes la de enseñar al pueblo de Dios a quebrantar los
mandamientos, especialmente aquellos que prohíben la fornicación y la idolatría.
En tiempos del Antiguo Testamento, Dios habíaordenado a su pueblo cumplir con algunos ritos
y ceremonias que tenían por objeto enseñarles cuál sería lamisión y el propósito del Mesías venidero.
Por ejemplo, ellos debían sacrificar animales, para así señalar su fe en la misión del Mesías como
"Cordero de Dios que quitael pecado del mundo" (Juan 1:29).
En los días del apóstol Pablo algunas personas pensaban que la iglesia cristianadebía igualarse
al judaísmo. Insistían en que todos los nuevos cristianos debían convertirse primero en judíos; esto
implicabaque debían ser circuncidados, sacrificar animales y guardar todos los demás ritos y ceremonias
del pueblo judío.
El apóstol Pablo luchó contraestos errores. Comparó los ritos con una sombraproyectadahacia
adelante por unapersonaque estápor llegar. La sombra anunciaque la personapronto llegará, pero
cuando llega "el cuerpo", dice Pablo, la sombra ya no interesa. Aclarael significado de estaanalogía
diciendo que "el cuerpo es Cristo" (Col. 2:1517). De esta maneraquería convencer a los judíos que los
ritos y ceremonias que servían para anunciar la llegadadel Mesías, ya carecían de valor. Les decía,
además, que no hay ninguna ley ni obedienciaque sirve paradarnos salvación. Ésta se obtiene por pura
gracia, por lamisericordiade Dios (Efe. 2:810).
Uso legítimo de la ley
Pero, como sucede casi siempre, algunas personas, al oír estas explicaciones llevaron las cosas al
otro extremo. "El apóstol hadicho que no hay ley —exclamaron, torciendo sus palabras—. Así que
vivamos la vida. Ya no hay restricciones de ninguna clase". Acto seguido, empezaron apracticar el
libertinaje.
En realidad, no había justificación en absoluto para semejante equivocación, pues al mismo
tiempo que escribió contrael abuso de la ley, San Pablo aclaró: "La ley es buena, si uno lausa
legítimamente" (l Tim. 1:7). Y en otra ocasión, después de reafirmar que la salvación se obtienepor
medio de la fe, preguntó: "¿Luego por la fe invalidamos la ley?" Yél mismo respondió enfáticamente:
"En ningunamanera, sino que confirmamos la fe" (Rom. 3:31). En otros lugares, San Pablo cita algunos
de losmandamientos y sostiene su autoridad (ver, por ejemplo, Efe. 6:2, 3).
Más tarde, el apóstol Santiago envió a la iglesiaunaepístolaen la cual habló de este problema.
Después de citar algunos ejemplos tomados de los diezmandamientos, el apóstol agregó: "Hermanos
míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? [...] Pero
alguno dirá: Tú tienes fe y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe pormis
obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen y tiemblan. ¿Más quieres
saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?" (Sant. 2:1420).
Estos esfuerzos de los apóstoles tuvieron el efecto deseado,y por un tiempo la falsaenseñanza
contra la ley de Dios fue contrarrestada. Por esto el Cristo resucitado elogia a los creyentes de Éfeso
diciendo; "Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco".