Página 12 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

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iglesia de Laodicea se aplica especialmente al pueblo de Dios de hoy día. Es un mensaje
para los cristianos de nombre que han llegado a parecerse tanto al mundo que no se puede
ver diferencia [se citan los vers. 14-18) (RH 20-8-1903).
3 (Heb. 3: 6; 4: 14; 10: 23).
Afírmate en la promesa.-
"Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo y arrepiéntete". Los que han
nacido de nuevo recuerdan con qué gozo y alegría recibieron la luz del cielo y cuán deseosos
estaban de contar a todos acerca de su felicidad...
"Guárdalo". No significa, guarda tus pecados, 401 sino guarda el consuelo, la fe, la
esperanza que Dios te ha dado en su Palabra. Nunca te desanimes. Un hombre desanimado
no puede hacer nada. Satanás está procurando desanimaros diciendo que es inútil servir a
Dios, que no vale la pena, y que da lo mismo buscar los placeres y gozos de este mundo.
Pero "¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?" Podéis
disfrutar de placeres mundanos a expensas del mundo futuro; pero ¿podréis permitiros pagar
tal precio?
Debemos "guardar" toda la luz que recibimos del cielo y vivir a la altura de ella. ¿Por qué?
Porque Dios quiere que nos aferremos a la verdad eterna y actuemos como la mano
ayudadora del Señor, comunicando la luz a aquellos que no conocen su amor hacia ellos.
Cuando os entregasteis a Cristo hicisteis una promesa en la presencia del Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo: los tres grandes Dignatarios personales del cielo. "Guardad" firmemente esa
promesa.
"Y arrepiéntete". Nuestra vida debe ser una vida de arrepentimiento y humildad continuos.
Necesitamos arrepentirnos constantemente para que podamos ser constantemente
victoriosos. Cuando tenemos verdadera humildad logramos la victoria. El enemigo nunca
puede arrancar de la mano de Cristo a aquel que sencillamente confía en las promesas del
Señor. Si la persona confía y procede con obediencia, la mente será sensible a las
impresiones divinas y la luz de Dios resplandecerá para alumbrar el entendimiento. ¡Qué
privilegios tenemos en Cristo Jesús¡
Un verdadero sentimiento de arrepentimiento delante de Dios no nos mantiene en
servidumbre haciéndonos sentir como las personas en un cortejo fúnebre. Debemos estar
alegres y no tristes; pero todo el tiempo debemos estar tristes porque después de que Cristo
dio su preciosa vida por nosotros entregamos tantos años de nuestra vida a las potestades
de las tinieblas. Debemos sentir pesar en el corazón cuando recordamos que después de
que Cristo dio todo lo suyo por nuestra redención, usamos en el servido del enemigo algo del
tiempo y de las capacidades que el Señor nos confió como talentos para usar para la gloria
de su nombre. Debemos arrepentirnos porque no nos hemos esforzado en toda forma
posible para familiarizarnos con la preciosa verdad que nos capacita para emplear aquella fe
que obra por el amor y purifica el alma.
Cuando vemos almas alejadas de Cristo debemos ponernos en su lugar y sentir
arrepentimiento en su favor delante de Dios, y no descansar hasta que las llevemos al
arrepentimiento. Si hacemos todo lo que podamos y sin embargo no se arrepienten, el
pecado está a la puerta de ellas; pero todavía debemos sentir dolor de corazón debido a su
condición, mostrándoles cómo arrepentirse y tratando de guiarlas paso tras paso a Jesucristo
(MS 92, 1901).
4.
Ver EGW com. cap. 19: 7-9; Heb. 2: 14-18.