Página 20 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

Versión de HTML Básico

que de mí compres oro... para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se
descubra la vergüenza de tu desnudez". Las vestiduras blancas son la justicia de Cristo que
debe ser labrada en el carácter. La pureza de corazón y de motivos caracterizará a todo
aquel que esté lavando sus ropas y las esté emblanqueciendo en la sangre del Cordero (RH
24-7-1888).
(Isa. 61: 10; Zac. 3: 4-5.) Tejido en los telares del cielo.-
No hay nada en nosotros con que podamos vestir el alma de modo que no aparezca su
desnudez. Debemos recibir el manto de justicia tejido en los telares del cielo, el mismo manto
inmaculado de Injusticia de Cristo (RH 19-7-1892).
(Mat. 6: 22; Sant. 1: 23-25.) Puntos de vista correctos para la conciencia.-
El ojo es la conciencia sensible, la luz interior de la mente; de su correcta visión de las cosas
depende la salud espiritual de toda el alma y el ser. El "colirio", la Palabra de Dios, al ser
aplicado aviva la conciencia porque convence de pecado; pero la aplicación es necesaria
para que se produzca la curación, y la persona viva con sinceridad de propósito para la gloria
de Dios. El pecador que se contempla a sí mismo en el gran espejo moral de Dios, se ve
como Dios lo ve, y se arrepiente delante de él y tiene fe en nuestro Señor Jesucristo...
Los laodicenses... no estaban enteramente ciegos, pues de lo contrario el colirio no hubiera
servido de nada para restaurarles la vista y capacitarlos para discernir los verdaderos
atributos de Cristo. Cristo dice: Renunciando a tu suficiencia propia, abandonando todas las
cosas, no importa cuán queridas te sean, puedes comprar el oro, las vestiduras y el colirio
para que pueda ver (RH 23-11-1897).
18-20.
Un mercader cargado de riquezas.-
El gran Redentor se presenta a sí mismo como un mercader celestial cargado de riquezas,
que va de casa en casa presentando sus invalorables mercancías [se cita Apoc. 3: 18-22]
(RH 23-7-1889). 407
(Job 22: 21-25.) Llamado a la puerta del corazón.-
El Señor llama a la puerta de tu corazón, deseando entrar para poder impartir riquezas
espirituales a tu alma. Anhela ungir los ojos ciegos para que disciernas el santo carácter de
Dios en su ley y entiendáis el amor de Cristo que ciertamente es el oro refinado en fuego (RH
25-2-1890).
(Isa. 13: 12; Mat. 13: 45-46.) Riquezas espirituales para el alma.-
Jesús está yendo de puerta en puerta deteniéndose frente al templo de cada alma y
proclamando: "Yo estoy a la puerta y llamo". Como un mercader celestial expone sus tesoros
y clama: "Te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y
vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez". El oro
que ofrece es sin impurezas, más precioso que el de Ofir, pues es la fe y el amor. Se invita al
alma que se ponga las vestiduras blancas que son el manto de justicia de Cristo, y el aceite
para ungir es el aceite de la gracia de Cristo, que dará visión espiritual al alma que está
cegada y en tinieblas para que pueda distinguir entre la obra del Espíritu de Dios y del
espíritu del enemigo. "Abre tus puertas", dice el gran Mercader, el poseedor de riquezas
espirituales, "y haz tus negocios conmigo. Soy yo, tu Redentor, quien te aconseja que
compres de mí" (RH 7-8-1894).
18-21 (Fil. 3: 12-15).