Página 21 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

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El conflicto es para nosotros.-
El Testigo verdadero infunde ánimo a todos los que están procurando caminar por la senda
de humilde obediencia, mediante la fe en su nombre. El declara: "Al que venciere, le daré
que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en
su trono".
Estas son las palabras de nuestro Sustituto y Fiador. Aquel que es la divina Cabeza de la
iglesia, el más poderoso de los vencedores, quiere que sus seguidores vean su vida, sus
esfuerzos, sus actos de abnegación, sus luchas y sufrimientos causados por el desprecio, por
el rechazo, el ridículo, la burla, los insultos, los remedos, las falsedades mientras subía la
cuesta del Calvario hasta el lugar de la crucifixión, para que ellos pudieran ser animados a
proseguir hacia adelante a la meta del premio y la recompensa de los vencedores. La
victoria queda asegurada por la fe y la obediencia.
Apliquemos las palabras de Cristo a nuestros casos individuales. ¿Somos pobres, y ciegos, y
desventurados, y miserables? Entonces, busquemos el oro y las vestiduras blancas que él
ofrece. La obra de vencer no está restringida a la era de los mártires. El conflicto es para
nosotros, en estos días de sutiles tentaciones hacia la mundanalidad, la seguridad egoísta, la
complacencia del orgullo, la ambición, falsas doctrinas e inmoralidad en la vida (RH
24-7-1888).
(Cant. 6: 10; Isa. 1: 16-19.) Una esperanza de reforma.-
La iglesia debe brillar, y brillará "hermosa como la luna, esclarecida como el sol, imponente
como ejércitos en orden". Los siervos de Dios, como colaboradores con Cristo, deben
eliminar la maldición que ha hecho que la iglesia sea tan tibia. [Se cita Apoc. 3: 15-19.] El
castigo revela una esperanza de reforma [se citan los vers. 20-21] (Carta 130, 1902).
El mensaje a los laodicenses produce frutos.-
Vi que este llamado a la iglesia de Laodicea afectará a las almas. Dios espera que
manifestemos un celo decoroso. Debemos arrepentirnos, desechar todas nuestras
susceptibilidades, comprender nuestra indigencia, comprar oro para que seamos ricos, colirio
para que podamos ver y vestiduras blancas para vestirnos (Carta 2, 1851).
(Mat. 25: 1-12.) Esperanza para los laodicenses.-
[Se cita Apoc. 3: 15-17.] Sin embargo, el caso de los que son reprochados no es sin
esperanza; no está más allá de los alcances del gran Mediador. El dice: "Yo te aconsejo que
de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y
que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas".
Aunque los llamados seguidores de Cristo están en una condición deplorable, sin embargo,
no están en un aprieto tan desesperado como estuvieron las vírgenes insensatas cuyas
lámparas se estaban apagando y no había tiempo para reponer el aceite de sus lámparas.
Cuando llegó el novio las que estaban listas entraron con él a la boda; pero cuando llegaron
las insensatas la puerta estaba cerrada, y ya era demasiado tarde para poder entrar.
Pero el consejo del Testigo verdadero no presenta a los que son tibios como si su caso fuera
desesperado. Todavía hay una oportunidad para remediar esa condición, y el mensaje
laodicense está lleno de ánimo, pues la iglesia reincidente todavía puede comprar el 408 oro
de la fe y el amor, todavía puede disponer del manto blanco de la justicia de Cristo para que
no aparezca la vergüenza de su desnudez. La pureza de corazón y de motivos aún, pueden
caracterizar a los que son indiferentes y se esfuerzan por servir [al mismo tiempo] a Dios y a
Mamón. Aún pueden lavar sus vestiduras del carácter y pueden emblanquecerlas en la
sangre del Cordero (RH 28-8-1894).