Página 22 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

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Hay esperanza para nuestras iglesias si prestan atención al mensaje dado a los laodicenses
(MS 139, 1903).
20 (cap. 22: 17; Prov. 1: 23-33).
¿Malgastaría los talentos de Dios?.-
El Testigo verdadero dice: "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo". Cada advertencia,
reproche y súplica de la Palabra de Dios o mediante sus mensajeros comisionados, es un
llamado a la puerta del corazón; es la voz de Jesús que pide entrada. Con cada llamado
desoído se debilita más y más vuestra determinación de abrir. Si no se presta atención
inmediatamente a la voz de Jesús, llega a confundirse en la mente con una multitud de otras
voces; los cuidados y las ocupaciones del mundo embargan la atención, y se desvanece la
convicción. El corazón se hace menos impresionable, y cae en una inconsciencia religiosa
en cuanto a la brevedad del tiempo y la gran eternidad que hay más allá.
El Huésped celestial está ante vuestra puerta mientras que estáis amontonando obstáculos
para estorbar su entrada. Jesús está llamando mediante la prosperidad que os da. Os colma
con bendiciones para probar vuestra fidelidad, a fin de que puedan fluir de vosotros hacia
otros. ¿Permitiréis que triunfe vuestro egoísmo? ¿Malgastaréis los talentos de Dios y
perderéis vuestra alma debido al amor idólatra [egoísta] de las bendiciones que él ha dado?
(RH 2-11-1886).
No hay un mensaje desanimador para la iglesia.-
No tenemos un mensaje desanimador para la iglesia. Aunque se han presentado reproches,
advertencias y correcciones, sin embargo la iglesia ha permanecido como el instrumento de
Dios para difundir la luz. El pueblo observador de los mandamientos de Dios ha hecho
resonar una advertencia al mundo en todos los idiomas, en todas las lenguas y a todos los
pueblos. La iglesia de Dios es un testigo viviente, un testimonio continuo: para convencer a
los hombres, si es aceptado; para condenarlos, si es rechazado
(MS 37, sin encuadernar).
21.
Ver EGW com. Rom. 8: 17; Gál. 6: 7-8; Heb. 4: 15.
CAPÍTULO 4
3.
Ver EGW com. Rom. 3: 24-26.
CAPÍTULO 5
6 (Efe. 2: 5-6).
El Cordero en medio del trono.-
El Cordero de Dios es representado delante de nosotros como si estuviera en medio del trono
de Dios. El es la gran ofrenda ritual por medio de la cual el hombre y Dios están unidos y en
comunión. De esa manera se presenta a los seres humanos como sentados en los lugares
celestiales en Cristo Jesús. Este es el lugar escogido para la reunión entre Dios y la
humanidad (MS 7, 1898).