Página 29 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

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Los libros de Daniel y el Apocalipsis son uno. El primero es una profecía; el otro, una
revelación; uno es un libro sellado; el otro, un libro abierto. Juan escuchó los misterios que
pronunciaron los truenos; pero se le ordenó que no los escribiera.
La luz especial que se le dio a Juan, expresada en los siete truenos, era un bosquejo de
sucesos que debían ocurrir bajo los mensajes de los ángeles primero y segundo. No era lo
mejor para la gente conocer esos eventos, porque su fe debe necesariamente ser probada. El
plan de Dios era que se proclamaran verdades más maravillosas y avanzadas. Los mensajes
de los ángeles primero y segundo debían ser proclamados; pero no había de revelarse mayor
luz antes que esos mensajes hubiesen hecho su obra específica. Esto se representa por
medio del ángel que estaba parado con un pie en el mar, proclamando con un solemne
juramento que el tiempo no sería más.
Este tiempo, el que el ángel declara con un solemne juramento, no es el fin de la historia del
mundo ni del tiempo de gracia, sino del tiempo profético que precederá al advenimiento de
nuestro Señor; es decir, la gente no tendrá otro mensaje acerca de un tiempo definido.
Después de este lapso, que ahora abarca desde 1842 a 1844, no puede haber ningún
cómputo definido de tiempo profético. El cálculo más prolongado llega hasta el otoño de
1844.
La posición del ángel -un pie sobre el mar y el otro sobre la tierra- significa la 413 extensión
de la proclamación del mensaje. Cruzará los anchos océanos y será proclamado en otros
países en todo el mundo. La comprensión de la verdad, la alegre recepción del mensaje,
están representadas por el acto de devorar el librito. La verdad en cuanto al advenimiento de
nuestro Señor era [es] un precioso mensaje para nuestras almas (MS 59, 1900).
7 (cap. 22: 10-12).
El último período de gracia.-
La dispensación evangélica es el último período de gracia que será concedido a los hombres.
Los que viven bajo esta dispensación de prueba y examen, y sin embargo no son inducidos a
arrepentirse y a obedecer, perecerán con los desleales. No hay una segunda prueba. El
Evangelio que debe ser predicado a todas las naciones, tribus, lenguas y a todos los pueblos,
presenta la verdad en líneas claras que muestran que la obediencia es la condición para
obtener la vida eterna. Cristo imparte su justicia a aquellos que le permiten que quite sus
pecados. Tenemos con Cristo una deuda por la gracia que nos hace completos en él (MS 40,
1900).
CAPÍTULO 11
1 (cap. 20: 12-13; 1 Ped. 4: 17; 2 Ped. 1: 10-11).
Midiendo a la iglesia de Dios.-
El gran juicio se ha estado llevando a cabo, y desde hace algún tiempo. Ahora el Señor dice:
Mide el templo y a los que adoran en él. Mientras recorréis las calles haciendo vuestros
negocios, recordad que Dios os está midiendo; mientras desempeñáis vuestros deberes en el
hogar, mientras conversáis, Dios os está midiendo. Recordad que vuestras palabras y
acciones están siendo fotografiadas en los libros del cielo, así como el artista reproduce el
rostro en la placa pulida...
Esta es la obra que se lleva a cabo: medir el templo y a los que adoran en él para ver quiénes
permanecen firmes en el último día. Los que permanezcan firmes tendrán una cómoda
entrada en el reino de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Cuando hagamos nuestra obra