Página 31 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

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perdió la batalla. Dios no podía confiarle honores y supremacía por más tiempo, y éstos,
junto con la parte que había desempeñado en el gobierno del cielo, le fueron quitados.
Desde ese momento Satanás y la hueste de sus aliados han sido enemigos declarados de
Dios en nuestro mundo, y han luchado continuamente contra la causa de la verdad y la
justicia. Satanás ha seguido presentando a los hombres, como lo presentara a los ángeles,
su falsa imagen de Cristo y de Dios, y ha conquistado al mundo para su lado. Aun las
iglesias que pretenden ser cristianas se han puesto al lado del primer gran apóstata (RH
28-1-1909).
(Ver EGW com. 2 Cor. 10: 5.) La influencia de una mente sobre otra.-
El [Lucifer] actuó en forma tan engañosa, que los sentimientos que inculcó no pudieron ser
examinados hasta que se desarrollaron en las mentes de los que los recibieron.
La Influencia de una mente sobre otra, que es un poder tan grande para el bien cuando está
santificada, es igualmente fuerte para el mal en las manos de los que se oponen a Dios.
Satanás ha usado este poder en su obra de inculcar el mal en las mentes de los ángeles,
dando a entender que estaba buscando el bien del universo. Lucifer había sido sumamente
ensalzado como querubín ungido; era muy amado por los seres celestiales, y su influencia
era poderosa sobre ellos. Muchos de ellos escucharon sus sugestiones y creyeron sus
palabras. "Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra
el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar
para ellos en el cielo".
Satanás fue arrojado y estableció su reino en este mundo, y a partir de entonces siempre ha
estado luchando incansablemente para apartar a los seres humanos de su lealtad a Dios
mediante engaños. Usa el mismo poder que utilizó en el cielo: la influencia de una mente
sobre otra. Los hombres se convierten en tentadores de sus prójimos. Los poderosos y
corruptos conceptos de Satanás son albergados, y ejercen un poder dominante y compulsivo.
Los hombres, bajo la influencia de esos conceptos, se unen entre sí en alianzas malignas
(Carta 114, 1903).
Satanás se niega a obedecer a Cristo. El [Satanás] declara que no puede someterse para
estar bajo las órdenes de Cristo, que sólo obedecerá las órdenes de Dios. Los ángeles
buenos lloran al oír las palabras de Satanás, y al ver cómo desprecia seguir la dirección de
Cristo, el supremo y amado Comandante de los ángeles.
El Padre decide el caso de Satanás, y declara que debe ser expulsado del cielo por su
atrevida rebelión, y que todos los que se unieron con él en su rebelión deben ser expulsados
con él. Entonces hubo guerra en el cielo. Cristo y sus ángeles lucharon contra Satanás y
sus ángeles, pues éstos estaban decididos a permanecer en el cielo con toda su rebelión;
pero no prevalecieron. Cristo y los ángeles leales triunfaron, y arrojaron del cielo a Satanás y
a sus rebeldes simpatizantes (3SG 38).
La rebelión transferida a este mundo.-
Cuando Satanás se rebeló, hubo guerra en el cielo y fue expulsado él con todos sus
simpatizantes. Su puesto en el cielo había sido muy encumbrado. Disponía de un trono
radiante de luz; pero se desvió de su lealtad al bendito y único Soberano, y cayó de su
condición original. Todos los que simpatizaban con él fueron expulsados de la presencia de
Dios, condenados a no ser reconocidos más en los atrios celestiales como si tuvieran
derecho a ellos. Satanás se convirtió en el antagonista declarado de Cristo. Plantó el
estandarte de la rebelión en la tierra, y alrededor de él se agruparon sus simpatizantes (MS
78, 1905).