Página 53 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

Versión de HTML Básico

1911).
1-4 (Isa. 30: 26).
Al fin se reúne la familia de Dios.-
La iglesia es ahora militante; ahora tenemos que enfrentar un mundo que está en la
medianoche de las tinieblas, casi completamente entregado a la idolatría. Pero se aproxima
el día cuando ya se habrá peleado la batalla, se habrá ganado la victoria. La voluntad de
Dios debe hacerse en la tierra como se hace en el cielo. Entonces las naciones no tendrán
otra ley sino la ley del cielo. Todos constituirán una familia feliz y unida, vestidos con mantos
de alabanza y acción de gracias: las vestiduras de la justicia de Cristo.
Toda la naturaleza en su incomparable hermosura ofrecerá a Dios un constante tributo de
alabanza y adoración. El mundo estará bañado con la luz del cielo. Los años transcurrirán
con alegría. La luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol será siete veces mayor
de lo que es ahora. Cuando las estrellas del alba contemplen la escena, alabarán y los hijos
de Dios clamarán de gozo, y Cristo y Dios se unirán para proclamar: "No habrá más pecado,
ni habrá más muerte" (RH 17- 12- 1908).
4 (ver EGW com. 1 Cor. 15: 51-55).
El verano del cristiano.-
Esta tierra es el lugar de preparación para el cielo. El tiempo que se pasa aquí es el invierno
del cristiano. Aquí los helados vientos de la aflicción soplan sobre nosotros y nos asaltan las
olas de la angustia; pero en el cercano futuro, cuando Cristo venga, la tristeza y el gemido
habrán terminado para siempre. Entonces será el verano del cristiano. Todas las pruebas
terminarán y no habrá más enfermedad ni muerte. "Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de
ellos; y ya no habrá llanto, ni clamor, ni dolor ; porque las primeras cosas pasaron" (MS 28,
1886).
23.
Ver EGW com. Efe. 5: 25.
27.
Ver EGW com. cap. 20: 12-15.
CAPÍTULO 22
1.
Ver EGW com. 1 Juan 1: 7, 9.
1-2 (cap. 7: 17; ver EGW com. Luc. 23: 40-43).
Educación superior en la vida futura.-
Cristo, el Maestro celestial, guiará a su pueblo al árbol de la vida que crece a cada lado del
río de la vida, y explicará a los suyos las verdades que no podían entender en esta vida. En
aquella vida futura su pueblo obtendrá la educación superior en su plenitud. A los que entren
en la ciudad de Dios se les colocará sobre sus cabezas coronas de oro. Será una escena de
gozo que ninguno de nosotros puede permitirse perder. Echaremos nuestras coronas a los
pies de Jesús, y vez tras vez le daremos gloria y alabaremos su santo nombre. Los ángeles