Página 7 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

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CAPÍTULO 2
1 (cap. 1: 16, 20; Sal. 121: 3-4; ver EGW com. Efe. 5: 25).
Constante vigilancia en favor de su iglesia.-
En el mensaje a la iglesia de Efeso se presenta a Cristo como sosteniendo las siete estrellas
en su mano y caminando en medio de los siete candeleros de oro. Se presenta como
"caminando" entre ellos para ilustrar así su constante vigilancia en favor de su iglesia. "No se
adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel". Tampoco se vuelve indiferente. Estas figuras
deben ser cuidadosamente estudiadas por los subpastores y fielmente aplicadas a su propio
caso, para que no pierdan de vista su gran privilegio de obtener luz de la Fuente de toda luz,
impartiéndola a su vez a aquellos para quienes trabajan (Carta 4, 1908).
1-5 (1 Ped. 1: 5; Jud. 24).
El guardián de los atrios del templo.-
[Se cita Apoc. 2:1-5.] Las palabras proceden de los labios de Aquel que no puede mentir. El
cuadro revela eterna vigilancia. Cristo está en medio de los siete candeleros de oro,
caminando de iglesia en iglesia, de congregación en congregación, de corazón en corazón.
"No se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel". Si los candeleros fueran dejados al
cuidado de seres humanos, con cuánta frecuencia vacilaría la luz y se apagaría; pero Dios no
ha entregado su iglesia en manos de hombres. Cristo, Aquel que dio su vida por el mundo
"para que todo aquel que en él cree no se pierda mas tenga vida eterna", es el guardián de la
casa. El es el guardián fiel y leal de los atrios del templo del Señor...
Cristo camina en medio de sus iglesias a lo ancho y a lo largo de la tierra. Observa con
intenso interés para ver si los suyos están en una condición espiritual tal que puedan hacer
avanzar su reino. Está presente en cada asamblea de la iglesia. Conoce a aquellos cuyo
corazón puede llenar con el óleo santo para que lo impartan a otros. Los que fielmente
hacen avanzar la obra de Cristo, representando en palabra y en hechos el carácter de Dios,
cumplen el propósito del Señor para ellos, y Cristo se complace en ellos (RH 26-5-1903).
(Efe. 1: 1, 15-16.) Malos resultados de la negligencia.-
[Se cita Apoc. 2: 1-5.] En este pasaje se resumen las condiciones para ser aceptados por
Dios. La primera experiencia de la iglesia de Efeso la indujo a buenas obras. Dios se
deleitaba en el hecho de que su iglesia reflejaba la luz del cielo al revelar el espíritu de Cristo
en ternura y compasión. El amor que moraba en el corazón de Cristo, el amor que lo movió a
entregarse como sacrificio por la humanidad y a sufrir con paciencia el reproche de los
hombres hasta el punto de ser llamado diablo, el amor que lo impulsó a hacer prodigiosas
obras de curación durante su ministerio: éste era el amor que debía ser 398 revelado en las
vidas de sus discípulos.
Pero ellos descuidaron cultivar la compasión y la ternura de Cristo. El yo, como se
manifestaba en los rasgos hereditarios del carácter, echó a perder los principios de las
magníficas y buenas obras que caracterizaron como cristianos a los miembros de la iglesia
de Efeso. El Señor Jesús necesitaba mostrarles que habían perdido lo que era
todo para
ellos.
El amor que impulsó al Salvador a morir por nosotros no fue revelado en su plenitud
en la vida de ellos, y por lo tanto no podían honrar el nombre del Redentor. Y al perder su
primer amor se aumentó su conocimiento de teorías "científicas" originadas en el Padre de la
mentira (MS 11, 1906).